viernes, 27 de febrero de 2009

Lo que hace Cristóbal Colón no es tan fácil

Si alguien me hubiera visto intentar enseñarle a Cristina cómo se señalaba con el dedo, seguro que le hubiera traído a la imaginación la estatua de Cristóbal Colón. Por mi parte, jamás había pensado que alguien fuera incapaz de apuntar con el dedo índice hacia un objeto o lugar. Sin embargo, este es uno de los síntomas que se pueden encontrar en un niño autista. Y por supuesto Cristina tampoco era capaz de hacerlo.

Mi parecido con Cristóbal Colón vino a raíz de las revisiones que tenía Cristina. De todas las preguntas que nos hacían los terapeutas, hubo una que se me quedó grabada: "¿Señala con el dedo índice las cosas que le interesan?" La respuesta era siempre la misma: "No" Así que un día decidí que para la próxima revisión que tuviéramos, yo habría conseguido que Cristina ya señalase con el dedo.

Para conseguirlo se me ocurrió utilizar el biberón que le dábamos por la noche. Lo tomaba tumbada en la cama, cuando ya se iba a dormir.

Así que empecé con mi objetivo. Le enseñaba el biberón lejos de su alcance y le indicaba con mi mano cómo tenía que señalarlo. Así día tras día. No había manera de que lo señalase.

Algunos días incluso se quedó sin tomarlo, porque yo esperaba y esperaba a que ella se levantara y apuntase con el dedo hacia el biberón.
Otros días, para enseñarle, le cogía la mano y hacía como si señalase ella, pensando para mí: "Ya ha señalado con el dedo, ya puedo contestar que sí cuando me vuelvan preguntar".

Tengo que decir que no conseguí que Cristina señalase por sí misma el biberón. Sí que lo consiguió más adelante, pero fue fruto de un trabajo lento pero constante, y no de unas ideas repentinas.

viernes, 20 de febrero de 2009

Leyre y la Crema de Llantén

La de la foto es Leyre, la hermana de Cristina y 15 meses mayor que ella.

Hace tres o cuatro años su mayor preocupación era que Cristina no hablaba nada. Prácticamente todos los días nos hacía la misma pregunta: "¿Y Cristina cuándo va a empezar a hablar?"

Nosotros le respondíamos que estábamos seguros de que Cristina hablaría algún día pero que no sabíamos cuándo. Naturalmente, esta explicación no le dejaba nada convencida.

Por entonces, en verano, apuntamos a Cristina y a Leyre a una ludoteca. Los monitores les proponían actividades para realizar y así aprovechar el tiempo que estaban allí. Un día hicieron Crema de Llantén.

La monitora que estaba con los niños les explicó que entre las propiedades curativas de esta planta estaban la curación de algunas afecciones de garganta.

En cuanto Leyre escuchó estas explicaciones debió pensar que ahí estaba la respuesta a sus preguntas porque de inmediato le preguntó "¿Si le ponemos esta crema a Cristina en la garganta hablará?"
Desconozco cuál fue la reacción de la monitora si se quedó sin palabras o quizás consiguió darle una explicación adecuada.

La crema de llantén está todavía en casa. Quién sabe si en el futuro descubren que Leyre no estaba tan lejos de la realidad y que tiene muchos más beneficios de los que nos pensamos.

viernes, 13 de febrero de 2009

Sumas con llevadas



Cristina empezó hace un año a sumar y restar. Primero lo hizo con operaciones sencillas, luego la cosa se fue complicando.

Estos avances de Cristina siempre me han dejado sorprendido. Supongo que es porque en el colegio se lo van enseñando poco a poco, y nosotros en casa vemos de golpe sus progresos.

Recuerdo que en una ocasión, para comprobar de qué era capaz, cogí una hoja en blanco y le puse una suma que ocupaba todo el papel. Sin decir nada, la pobre empezó a sumar números, hasta que al final puso el resultado.

Hoy he visto que entre la tarea que ha traído del colegio para hacer en casa, había una hoja para hacer sumas con llevadas. Las ha hecho a la perfección. Para mí ha sido todo un acontecimiento, para ella ha sido lo más natural del mundo, como si las llevara haciendo toda la vida.

Cuando la observo hacer la tarea y descubro que poco a poco hace cosas más complicadas, siempre me pregunto: “¿Hasta dónde podrá llegar?”.

viernes, 6 de febrero de 2009

Federer Vs Cristina

El domingo estuve viendo el partido de Federer contra Rafa Nadal. Perdió Federer. Y aunque acabó llorando en la pista hay que reconocer que, además de ser un gran jugador, sabe perder muy bien.

A Cristina no le ocurre lo mismo. Siempre está haciendo carreras y compitiendo con el que tiene al lado: En la calle, carreras para ver quién corre más; en el comedor del colegio: una carrera para ver quién acaba de comer antes... El problema es que le sienta muy mal perder.

Le he enseñado a jugar a La Oca, y todo iba bastante bien hasta que se dio cuenta que había veces que su ficha no era la primera en llegar, así que ahora cuando jugamos su ficha debe estar siempre la primera, porque en caso contrario empieza el drama.

Así que para ella ha debido resultar todo un descubrimiento la consola Wii. Se la regalaron a su hermana Leyre para su Comunión con el juego Wii Sports. Con este juego se puede jugar a Tenis, Golf, Béisbol, etc. El juego que más le gusta a ella es el Tennis, porque es posible jugar contra uno mismo. Puedes estar a la vez en las dos partes de la pista.

Pese a llevar poco tiempo jugando ya lo ha conseguido dominar bastante bien, porque no es fácil sacar y restar de inmediato la pelota, pero ella lo consigue. Al final del partido ya sabe cuál va a ser el resultado: ella siempre gana.

Quizás Federer podría tomar unas clases de Cristina y mejorar su juego. También Cristina podría tomar unas clases de Federer y aprender a perder. Pero mientras no aprenda, Federer debería dejarse ganar...