Han sido días de despedida. Parecía que nunca iba llegar el momento, pero el tiempo es inexorable y Cristina debe abandonar el colegio donde ha estado estos últimos años.
Desde la niña -de apenas 6 años- que llegó al aula de su nuevo colegio donde ya Mamen, Agurtzane, Ainhoa, Petri.... sin conocerla ya la esperaban con los brazos abiertos. Hasta la señorita que les ha dejado, han ocurrido muchas cosas y se han sucedido grandes cambios en Cristina y, por qué no, también en nosotros mismos.
Gracias al entusiasmo de Mamen, Cristina iba aprendiendo a leer, a escribir, a pronunciar frases cada vez más largas, a realizar operaciones cada vez más complicadas... Los nuevos conocimientos y el trato con las personas con las que coincidía hacían que se fuera abriendo cada vez más al mundo que le rodeaba. Nosotros -bastante inexpertos- pensábamos que cada nuevo avance era el definitivo. Sin embargo hemos aprendido que cada logro conseguido era muy importante pero únicamente era la preparación del siguiente.
Ahora sólo se recordarán los buenos momentos, aunque también ha habido malos, pero quién no tiene un mal día. Y sin embargo a Cristina, en todos estos años, ni un sola vez le hemos visto ir triste o desganada al colegio.
Buena culpa de ello han tenido todos su compañeros, todos sus profesores con Mamen y Agurtzane siempre allí. Pero ha habido otros muchos y, seguro que olvidándome de alguien, aquí van los nombres de algunos de ellos: Petri, Marta, Beatriz, Mª Eugenia, Isabel, Raquel, María, Koldo, Miguelón... Y todas las demás personas que le saludaban con cariño en cuanto la veían.
Buena culpa de ello han tenido todos su compañeros, todos sus profesores con Mamen y Agurtzane siempre allí. Pero ha habido otros muchos y, seguro que olvidándome de alguien, aquí van los nombres de algunos de ellos: Petri, Marta, Beatriz, Mª Eugenia, Isabel, Raquel, María, Koldo, Miguelón... Y todas las demás personas que le saludaban con cariño en cuanto la veían.
Mamen nos solía decir que a Cristina le había tocado abrir camino en el colegio, demostrar que una niña con autismo se podía integrar con los demás estudiantes. Nosotros esperamos que ese camino que haya podido abrir lo puedan seguir otros niños, porque de ello todos resultamos enriquecidos.
Al final, los sentimientos se confunden entre la tristeza de dejar a personas muy queridas y la alegría del futuro que tiene por delante Cristina. Pero jamás olvidaremos estos años ni a las personas que hemos conocido y que han ayudado tanto a Cristina.
Al final, los sentimientos se confunden entre la tristeza de dejar a personas muy queridas y la alegría del futuro que tiene por delante Cristina. Pero jamás olvidaremos estos años ni a las personas que hemos conocido y que han ayudado tanto a Cristina.