Hermanos, cuñados, sobrinos y seres queridos que ya no están pero no olvidamos; todos tienen un hueco en nuestra pared. Parece sencillo, pero cuando tienes una familia amplia, que además no para de crecer, la tarea puede hacerse inacabable. Este año, por primera vez, me ha ayudado Cristina.
Y con ella fue todo más divertido y además instructivo para ella. Hemos recordado juntos a todos nuestros familiares y amigos. También con un recuerdo especial "al pobrecito abuelo Ignacio" que seguro nos miraba desde el cielo.
Fue un rato tan ameno que al final y todavía hoy -hace más de una semana que lo hicimos- sigo sin comprender por qué hasta ahora no le había pedido ayuda.