Si hay algo que le guste a Cristina sobre cualquier otra cosa eso es el chocolate. Si fuese por ella lo estaría comiendo a todas horas, por ello en nuestra casa está racionado.
Pero de vez en cuando aparecen -dejados por el Ratoncito Pérez- chocolatinas y bombones.
Cristina que sabe que no puede comer mucho chocolate, sin embargo lo intenta por todo los medios, aunque eso signifique compartirlo. Así fue cuando quiso comerse un kit-kat, pero previamente tenía que conseguir nuestro permiso más o menos tácito.
Uno por uno nos fue preguntando a todos y obteniendo la misma respuesta:
- "Papá ¿quieres chocolate?"
- "No, gracias"
- "Leyre, ¿quieres chocolate?"
- "No, gracias"
- "Tía Gemma, ¿quieres chocolate?"
- No gracias"
- "Mamá ¿quieres chocolate?"
- "No, gracias"
Por una vez se puso en nuestro lugar y pensó que le daríamos la excusa para poder comerse la chocolatina. Le salió mal, pero rápidamente encontró la solución: -"¡Pues me lo como yo!"