miércoles, 22 de diciembre de 2010

Ya es Navidad

Ya es Navidad. Cristina -mi mujer- ha preparado un nuevo vídeo con lo mejor de estas fiestas: El Belén, el árbol, los Reyes Magos y los regalos que dejan, pero sólo a los que hayan sido buenos. Cristina seguro que está entre estos últimos. Ojalá, todo el mundo que entréis a leer el blog estéis en la misma situación que ella.

Y los que estamos con dudas de nuestro comportamiento, seguro que todavía podemos aprovechar los días de Navidad para hacer algo de lo que teníamos que haber hecho durante todo el año, y así evitar el carbón.



Cristina y toda su familia os deseamos una Feliz Navidad

viernes, 17 de diciembre de 2010

Aurora y sus sobrinos

Hoy es el cumpleaños de mi hermana Aurora (Aurorita, Auris...), nos ha invitado a merendar así que iremos a casa de mis padres a felicitarla y a merendar a su costa.  Cristina y el resto del batallón de sobrinos ha tomado por costumbre jugar en su habitación y ella aguanta sin queja la invasión.

Por eso cuando en una ocasión estando en casa de mis padres, me había olvidado de Cristina durante un buen rato y,  no viéndola cerca, supuse que estaba en la habitación de Aurora.

Cuando entré se me quedó mirando -empecé a sospechar- y más cuando me di cuenta que una ligera niebla cubría la habitación. Me acordé entonces  del mechero que mi madre deja en la cocina y que Cristina coge sin preocupación alguna.

Impulsivamente miré por toda la habitación buscando las llamas que producían ese supuesto humo. El olor que había en la habitación me hizo entrar en razón, no era de humo, era bastante más agradable. Lo entendí enseguida cuando descubrí el bote de desodorante de Aurora casi vacío cerca de Cristina y que  había pulverizado por toda la habitación.

Dejé el bote en su sitio, saqué a mi hija de la habitación y pensé que Aurora no echaría de menos la cantidad que faltase en el bote. Si la echó de menos ahora se enterará quién lo malgastó. Pero no creo que este secreto le haga perder la sonrisa.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Demasiados síntomas

Temprano por la mañana, Cristina ya está casi preparada para irse al cole, pero antes de salir le dice a su madre:
-"Mamá estoy malita" Y empieza a enumerar sus síntomas mientras se va tocando la parte del cuerpo afectada: "Me duele la barbilla, me duela la garganta, me duele la tripa, me duele la cabeza" Y para terminar: "Tengo cacas blanditas"

Por suerte, ya nos habían dicho desde el cole que estaban estudiando las enfermedades y sus síntomas. Así que mi mujer no le creyó y mandó a Cristina al colegio como cualquier otro día.

Uno solo de esos síntomas hubiera bastado para alarmar a su madre. Pero todos juntos sonaba increíble. Pero no se lo vamos a decir porque aprende demasiado rápido.

martes, 30 de noviembre de 2010

Una obra de arte que hay que comer

Este sábado celebramos el cumpleaños de Cristina. Vinieron casi todos sus tíos y todos sus primos. El momento más esperado es cuando aparece la tarta: Todos los primos se arremolinan alrededor del "cumpleañero" para verle soplar las velas. Mientras, los mayores nos afanamos en sacar las fotos y que todos salgan en el plano. (Cada vez más difícil)

Fue nuestra amiga Mª Nieves quien nos hizo la tarta, como siempre espectacular. El problema es que a Cristina le gustó tanto que no quería partirla. Como cualquier otra obra de arte la hubiera dejado en un lugar bien visible donde poder verla todos los días.

Tras una reticencia inicial conseguimos que fuera ella la que le diese el primer corte. Después,  todo el mundo que quiso pudo degustar la deliciosa tarta. Que estaba tan buena como aparenta.

viernes, 26 de noviembre de 2010

10 años de progresos

Cuando el Cheff Gordon Ramsay   llega a un restaurante que está en la ruina, lo primero que intenta es hacer ver a sus propietarios -en algunos casos con extrema crudeza- lo mal que están llevando su negocio.

Si los propietarios son capaces de asimilar que tienen un problema y que tienen que trabajar mucho para solucionarlo es cuando Gordon les puede ayudar. Y en un par de semanas consigue dejar el restaurante completamente distinto a como lo encontró y con grandes expectativas para el futuro.

Cristina cumplió el lunes 10 años. Creo que nosotros con el tiempo hemos sido capaces de asimilar su situación. Sus progresos durante estos años han sido continuos. Aunque, al contrario de lo que logra el famoso cocinero, muchos de ellos no se han conseguido en quince días. Pero las expectativas para el futuro son igual o mejores que las que consigue Gordom Ramsay.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Con el estímulo adecuado

A Cristina le he intentado enseñar a andar en bici varias veces. Siempre sin éxito. En cuanto sentía que la bici se balanceaba se bajaba de ella inmediatamente. Daba igual que yo estuviese detrás sujetándola y que le asegurase que no se iba a caer. Otras veces en cuanto le enseñaba el vehículo su negativa era tajante.

Sin embargo mi mujer este año lo consiguió, además sin mucho esfuerzo por su parte. Estábamos en Cortes y había comprado unos huevos Kinder, famosos por las sorpresas que llevan dentro. Cristina en cuanto los vio se quiso comer uno: -"Mamá, quiero un huevo de chocolate".

A su madre se le ocurrió contestarle: -"Si quieres un huevo tendrás que andar en bici" Cristina se olvidó de todos sus miedos, cogió la bicicleta y empezó a andar. Cuando se cansó de dar pedales su madre tuvo que darle el huevo prometido.

Está claro que muchas veces necesitamos estímulos para conseguir algo, pero cuando  vienen de una madre el éxito está asegurado.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Una contradicción

Cristina sigue con su costumbre de cerrar la puerta cuando va a ducharse. Con la puerta cerrada prepara todas las cosas necesarias para bañarse y cuando está lista nos llama. El problema es que también sigue con su costumbre de gastar mi espuma de afeitar. Eso sí, cada vez menos porque ya sabe perfectamente que no me gusta.

Pero el otro día me quedé sorprendido cuando vi su nombre escrito detrás de la puerta. Únicamente había escrito "Cris" -su sobrenombre cariñoso- utilizando el bote de la espuma a modo de spray de pintura.

Como se ve en la foto, no reparó en gastar el producto y tuve que esconder la sonrisa, porque me hizo bastante gracia la forma en que la había utilizado. Y, aunque parezca contradictorio, le reñí por malgastar la espuma. Porque ya va siendo mayor y creo que  debe ser responsable de sus actos.

Mi reprimenda parece haber tenido resultado porque hasta el momento  no ha vuelto a hacerlo. Pero ahora cuando me avisa de que puedo entrar al baño  miro detrás de la puerta y veo con pena que me ha obedecido.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Hubiera sido un buen anuncio

Encontré el otro día en el súper un enjuague bucal para niños, sin pensármelo dos veces se lo compré a Cristina. Cuando llegué a casa me di cuenta de la mala compra que había hecho. Porque Cristina jamás se bebe o se lleva a la boca ningún líquido que no sea agua. Ni siquiera bebe leche. Dejó de tomar leche cuando dejó el biberón. La que toma lo hace empapando un montón de galletas en ella y comiéndolas con cuchara.

Sin embargo lo intentamos. Primero Leyre y luego yo, nos tomamos el líquido, nos enjuagamos la boca y lo escupíamos, todo con mucho teatro para mostrarle a Cristina lo divertido que era y que en realidad no se bebía.

Le tocó el turno a Cristina -y con la mayor de mis sorpresas- lo tomó, se enjuagó y lo escupió, luego fue a secarse rápidamente la lengua con un trapo.

Desde ese día, cada vez con menos reticencia, se enjuaga la boca con ese líquido rojo y de sabor a fresa.

Lo que jamás nadie había conseguido, un simple enjuague bucal ha sido capaz. Seguro que al fabricante no se le ha ocurrido publicitarlo así.

viernes, 29 de octubre de 2010

Una visita inesperada

En Cortes hay mucha devoción por su Santo Cristo y es habitual ver personas rezando ante Él. Hace un par de semanas acudimos a la Iglesia del pueblo porque se celebraban las bodas de oro de unos familiares.

Cristina vio enseguida a un señor rezando ante el Crucifijo y de inmediato se arrodilló al lado del hombre. Y ahí estuvo unos segundos mirando a la figura.

Realmente si se arrodilló fue porque le llamó la atención el hombre, pero aunque así fuera, seguro que al Santo Cristo su visita no le pasó desapercibida.

viernes, 22 de octubre de 2010

Cuando lo malo es bueno

No tendría Cristina todavía los 3 años y le habían hecho todo una serie de pruebas médicas porque nosotros ya le habíamos notado que algo no iba bien.

Por un tiempo tuvo la costumbre de coger la escobilla del baño y jugar con ella. Yo me enfadaba y se la hacía dejar otra vez en su sitio.

Al poco tiempo volvía a cogerla y si yo no me daba cuenta, me tocaba con ella en el brazo o en la espalda, para que me diera cuenta que la había cogido, y yo vuelta a reñirle. Sinceramente era incapaz de comprender porque además de no obedecerme  me retaba de aquella forma.

En las primeras reuniones que tuvimos con los psicólogos para hablar de Cristina yo -como rasgo negativo- les comenté la historia de la escobilla, esperando una típica reacción por su parte: "Eso es muy poco sano", "Tendréis que explicarle que no se puede coger", etc.

Sin embargo, creo que eran dos personas las que estaban con nosotros, al unísono dijeron: -"¡Qué bien, eso es muy bueno!" Así que una actitud tan negativa de repente pasaba ser de lo más positiva. Luego he entendido que con la escobilla de una u otra forma se daba cuenta de mi presencia en su mundo.

Lo de la escobilla  duró muy poco tiempo, definitivamente dejó de jugar con ella. Aunque fuese una cosa positiva mejor así. Había muchas otras cosas en casa con las que podía jugar y llamarme la atención.

viernes, 15 de octubre de 2010

Casi todos contentos

Quizás el problema menos conocido de los niños con autismo son sus rabietas, algunas de ellas antológicas, y Cristina no iba a ser una excepción. Cuando tocaban en público yo terminaba pidiendo que la tierra me tragara. Gracias a Dios no me tragó porque a todo se acostumbra uno y, como  todo, poco a poco van pasando. Aunque algunas veces Cristina se acuerda de ellas pero no tienen nada que ver como cuando era pequeña

Todavía en las fiestas de Cortes volvíamos a casa después de dar una vuelta, Cristina ya se había adelantado y estaba delante de un carro de chucherías hablando al vendedor: "-Señor, quiero una bolsa de patatas"

Llegué justo en el momento en que el dependiente le extendía la bolsa de patatas, y me dio tiempo a decirle: -"Cristina, no cojas las patatas" Cristina no me hizo el menor caso y el dependiente tampoco, porque la primera seguía pidiendo las patatas y el segundo  se las seguía ofreciendo.

Visto el panorama, y temiendo lo peor, ya había metido la mano en el bolsillo para sacar el dinero y pagarle, pero seguí insistiendo y esta vez se me ocurrió darle una razón por la que no podía coger las patatas: -"Cristina, no cojas las patatas. No tienes dinero"

Por fin se convenció. Debió de darse cuenta que tenía razón y que no las podía pagar. Nos alejamos del carro; además yo muy contento por el dinero ahorrado y por la reacción de Cristina. Quizás el vendedor no quedó tan feliz.

viernes, 8 de octubre de 2010

Una cara muy seria

Las fiestas de Cortes continuaron hasta el fin de semana pasado. De nuevo fuimos con Cristina a que se montase en los caballitos.

Le di el dinero necesario para que acudiese a la taquilla a comprarse la ficha. En la taquilla, una señora  con cara muy seria, casi de malas pulgas, expedía las fichas. Cristina se acercó y le dejó el dinero sin decirle nada.

Así que tuve que entrar en escena bajo la mirada impertérrita de la taquillera:

Yo: -"Cristina, dile a la señora que quieres una ficha, por favor"

Cristina: -"Señora, quiero una ficha por favor"

Yo: -"Mira a la señora cuando le hables" Porque a todo esto, Cristina estaba absorta mirando como los caballitos daban vueltas.

Esta vez Cristina miró a su interlocutora y repitió su petición.

Mientras, la señora de la taquilla había estado mirando a Cristina sin pestañear ni cambiar su cara de malas pulgas. Al final cuando Cristina cumplió con todo lo que le mandaba, le sonrió, le dio la ficha que pedía  y le dijo: -"Toma niña, y una ficha de regalo"

Seguro que la señora de la taquilla habrá pasado muchas horas dentro de ella, y habrá vendido miles de fichas a miles de niños. Yo pienso que además de vender también habrá aprendido mucho, tanto como para saber que cómo agradecer el esfuerzo de Cristina.

viernes, 1 de octubre de 2010

Una cara que lo dice todo

Este fin de semana empezaron las fiestas de Cortes (el pueblo de mi mujer) y allí nos fuimos a disfrutarlas lo mejor posible.

Como siempre, ponen atracciones para los niños: caballitos, camas elásticas, etc. Después de ir a Misa, Cristina quería ir urgentemente a montarse en ellas. Le conseguimos convencer para quedarnos en la plaza y ver un rato las vacas bravas, con la promesa de ir después a montarnos en los caballitos.

En cuanto salimos de la plaza  nos recordó nuestro acuerdo y nos fuimos directamente hacia las atracciones. Por un momento nos despistamos y cuando quisimos darnos cuenta Cristina había desaparecido de nuestra vista. Por fortuna, ya somos expertos y sabíamos dónde la podíamos encontrar.

Efectivamente, se había colado dentro de una de las atracciones. Cuando llegamos allí estaba disfrutando de lo lindo. Su madre le preguntó: -"Cristina, ¿dónde está la ficha?" Su cara de pasárselo bien cambió radicalmente a un gesto de desconcierto y confusión. Se acababa de dar cuenta que no había cumplido con la norma previa de pagar la ficha y dársela a la persona responsable.

A Cristina en ocasiones no le es fácil respetar las normas bien porque no quiere o bien porque actúa sin pensar, pero en esta ocasión al ver su cara quedó claro que fue lo segundo.

viernes, 24 de septiembre de 2010

No sólo periquitos

Los de la foto son nuestros nuevos periquitos. Y aunque en realidad se los regalaron a Leyre, ella  le dejó a su hermana que los bautizara. Y Cristina les puso por nombre Alex y Justin, en honor a los magos de Waverly Place.

Mi mujer los deja sueltos por la habitación. Pero Cristina los quiere ver siempre juntos, porque según ella "Son una familia" Y cuando les ve que se tocan los picos, como sabiendo de qué habla, dice: "Es amor"

Cristina, igual que otros niños con autismo, sí que se da cuenta de lo que sucede a su alrededor, y no hablo sólo de periquitos.

sábado, 18 de septiembre de 2010

El Corte Inglés

Nunca hemos sido habituales del Corte Inglés y cuando abrió en Pamplona, hace algunos años, tampoco fuimos corriendo a verlo. Pero sí que aprovechamos alguna de las actividades que hicieron para celebrar la apertura.

En la plaza de enfrente pusieron una especie de pista por la que después de subir andando, los niños se podían deslizar con unos grandes neumáticos a la idea de trineos.

Llegamos allí Cristina, Leyre y yo. Vimos como se resbalaban otro niños y tras pensarlo varias veces decidí intentar que Cristina disfrutara también de la atracción.

Tuvimos mucha suerte porque apenas había cola y Cristina que no le gustaba nada esperar no lo tuvo que hacer. Vino a buscarla un monitor para subirla hasta arriba. Y yo con excesiva preocupación le dije que tenía autismo y que quizás no se quisiera montar.

Subió Cristina hasta arriba, y siguiendo las indicaciones del monitor se montó en el neumático, y tras un divertido viaje llegó a su destino, es decir, lo mismo que cualquier otro niño de los que ahí estaban.

Y aún sin ser habituales del Corte Inglés, hay que reconocer que ellos también tuvieron algo que ver con nosotros, porque en aquel día empecé a darme cuenta de que Cristina podía divertirse como cualquiera.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Manicura y pedicura

Cuando Cristina era mucho más pequeña, mi mujer tenía que esperar que se durmiese para cortarle las uñas de las manos. A mí se me ocurrió pensar que eso no podía seguir así, y que algún día se tendría que acostumbrar a que se las cortásemos cuando estuviera despierta, y ése fue mi propósito.

Después de bañarla, por la noche, era cuando tenía la hora fijada.  Le enseñaba las tijeras y le decía: -"Cristina vamos a cortar las uñas". Empecé cortándole sólo la de un dedo, cada día uno distinto. La tarea resultó más difícil de lo que pensaba, al ver la escena cualquiera diría que además le estaba cortando los dedos.
Poco a poco se fue acostumbrando, y poco a poco fui aumentando el número de dedos a los que les cortaba las uñas.

Después de cierto tiempo y mucha paciencia conseguí cortarle todas las uñas de las dos manos sin un grito de protesta. Y ya estaba a punto de levantar los brazos en señal de victoria, cuando me di cuenta que en los dedos de los pies también tenia uñas...

sábado, 4 de septiembre de 2010

Unas fotos



En el cole de Cristina todos los años a principio de curso fotografían a  los alumnos por clases y luego mandan a los padres un libro con todas la fotos.

Cristina ya lleva varios años en el mismo colegio. El primer año que estuvo allí, en la foto aparece con cara de pocos amigos y haciendo amago de querer irse, pero se nota que alguien que no aparece en el plano le impide que se escape.

Los siguientes años en cada foto que nos mandan, Cristina se ve cada vez más integrada y más contenta. Y ya nadie le tiene que sujetar para que aparezca en la escena.

Las dos fotos que aparecen en esta entrada corresponden a su primer año en el colegio, y al finalizar el curso pasado respectivamente.

En la primera, aparece por que la sujetan y en una esquina de la fotografía. En la segunda aparece entre sus compañeros de clase sonriendo feliz.

Las fotos únicamente recogen el momento en que se hicieron. Pero a mí me gusta mirarlas, por lo que muestran, y también por lo que no muestran: Mucho trabajo y mucho cariño por parte de todos los que estamos con Cristina. Seguro que las fotos de este curso son todavía mejores.

viernes, 27 de agosto de 2010

Jugando juntas

El otro día paseando con Leyre y Cristina pasamos por el lugar donde hace pocos años había habido un parque con columpios,  y así se lo dije a Leyre: -"¿Te acuerdas de los columpios que había aquí? Aquí fue donde Cristina jugó contigo por primera vez"

Leyre se acordaba de los columpios pero no de que había jugado con su hermana. Yo también casi lo había olvidado, pero todavía lo recuerdo como uno de los primeros progresos de Cristina. Y también me acordé de lo que disfrutamos los tres, ellas jugando y yo mirándolas.

Ahora al cabo de los años vemos casi con normalidad que Cristina juegue con su hermana e incluso con otros niños. El progreso de Cristina en ciertos aspectos ha sido enorme. Y sin embargo ninguno de estos avances ha sido por realizar algo extraordinario. Casi todos han sido haciendo cosas normales, como jugar con su hermana.

viernes, 20 de agosto de 2010

Cristina también se equivoca

Hemos pasado una semana en mi pueblo en el que siempre los vendedores ambulantes pasan ofreciendo cada cuál su mercancía. Un día le tocó a la vendedora de congelados. Acudimos a su encuentro Cristina, mi madre y yo.

Como ya había varias señoras esperando comprar nos pusimos a la cola. Cristina -a través de los cristales de la furgoneta- ya vio algo que le gustaba y de inmediato lo exclamó: -"¡Judías! ¡Papá, quiero judías!"  Le dije que no era nuestro turno y tuve que explicar a las asombradas mujeres que a Cristina le gustaban mucho las alubias verdes.

Cristina, seguía impaciente pidiendo "Judías". Por fin me extrañó su fervor por esa legumbres, que le gustan pero no para tales demostraciones de entusiasmo.

Me acerqué a la furgoneta y mirando donde señalaba, vi que en realidad no quería judías, sino "Gulas" Tras la risa general se las compramos y esa noche cenó como una reina.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Así es más divertido

El primer día de playa les compramos a Leyre y Cristina una pelota. Jugábamos los cuatro a varios juegos que nos enseñó Leyre y en los que Cristina participaba con normalidad.

Otras veces jugaba yo solo con Cristina, en estas ocasiones yo le tiraba la pelota, pero ella en vez de devolvérmela me la tiraba lejos de mi alcance. Muy divertido, aunque sólo para ella que veía con regocijo como tenía que ir a buscarla.

Pero todo el mundo tiene un límite y ya enfadado le dije: "¡Cristina, estoy aquí, así que tírame la pelota aquí!" Y a partir de entonces ya empezamos a disfrutar los dos con la pelota, pasándonosla de uno al otro aprovechando para hacer cabriolas sobre las aguas.

Y hasta me pareció que Cristina disfrutaba más jugando así, que no de la otra forma donde sólo jugaba ella.

viernes, 30 de julio de 2010

Disfrutando en familia

Durante nuestras pequeñas vacaciones en Cambrils, uno de los días nos acercamos a Port Aventura, un gran parque de atracciones y espectáculos.

También estuvimos hace tres años, y si nos atrevimos a ir fue porque nos dijeron que las personas con alguna discapacidad pueden subir a las atracciones sin esperar cola y acompañadas por otra persona.

Para un niño con autismo puede ser muy difícil tener que esperar que le llegue su turno -de hecho Cristina hace años no consentía en estar esperando que le tocase a ella- y para los padres puede llegar a ser agotador tener que estar pendiente del niño.

Por tanto, la ventaja de no hacer colas con Cristina fue lo que al final nos convenció de ir. Este año además con la ventaja de que Leyre y Cristina han crecido y se podían montar en s más atracciones.

En la primera que nos subimos, con bastante inconsciencia por mi parte, fue en la llamada "Furia de Baco". Esta atracción hace honor a su nombre pues gira furiosamente en todos los sentidos imaginables.

A ninguno nos gustó. Y cuando la atracción paró lo único que  acertó a decir Cristina fue "Uyyyy". Cuando lo normal es que diga: "Otra vez, otra vez"

Mientras estábamos en el parque hubo algo que me sorprendió y fue que en ningún momento nadie nos informó de la posibilidad de que las personas con discapacidad pudieran entrar sin esperar colas. Ni siquiera cuando compré la entrada diciendo que venia una persona con dispacidad. De hecho, no estaba explicado en ningún folleto de los que cayó en mis manos.

Es una pena, porque seguro que muchos padres que estén en nuestra situación se decidieran a ir si conocieran esta ventaja. Igual que Cristina también nosotros podríamos decir "Uyyyy" porque les ha faltado sólo un poco de información, para que otros niños como Cristina disfruten del parque y cuando se vayan puedan decir "Otra vez, otra vez" por lo que bien que se lo han pasado, ellos y toda su familia.

viernes, 23 de julio de 2010

Riéndose del mar

Hemos pasado unos días en Cambrils. Esta es la tercera vez que nos vamos de vacaciones a  la playa y siempre lo hemos pasado muy bien.

Hace algunos años estuvimos en Cangas del Morrazo, fue la primera vez que Cristina se bañó en el mar. Bien por el sabor del agua o porque estaba muy fría, en todos los días que estuvimos allí nunca se mojó más arriba de las rodillas, así que, si no estaba corriendo de un lado para otro,  se pasaba las horas sentada en la orilla jugando con la arena y con el agua. Algo muy tranquilizador para nosotros porque por entonces todavía no sabía nadar.

El siguiente año estuvimos en Salou y parecía que Cristina iba a repetir la historia, porque en cuanto llegó a la playa se sentó en la orilla. Pero de improviso una ola la alcanzó arrastrándola playa adentro dándole un buen revolcón, afortunadamente sin consecuencias. Pero -al contrario de lo que yo esperaba- en vez de desanimarla  fue el estímulo que necesitaba  para meterse al mar y dejar que las olas la zarandeasen de un lado para otro.

Algunos ratos yo mismo  compartía con ella las olas y cuando ya no podía  más  me quedaba vigilando desde la playa porque Cristina nunca daba síntomas de agotamiento.

Este año -en las mismas playas- daba igual lo fuerte que fuese las olas ahí estaba Cristina esperándolas, y cuanto más grande eran éstas  mayor era su risa.

viernes, 16 de julio de 2010

Unas estatuas muy simpáticas


Estos días de San Fermín, como teníamos previsto, hemos ido por Pamplona buscando "las estatuas humanas" y otros artistas callejeros.

Cristina se ha querido fotografiar con todos ellos y estas estatuas tan rígidas y estáticas han resultado ser muy simpáticas una vez que se han movido.

viernes, 2 de julio de 2010

Sanfermines para todos

Dicen que en Sanfermines hay diversión para todos: Para el que le guste mucho la juerga la encontrará sin duda.  Para el que quiera unas fiestas tranquilas y disfrutar con los niños también lo podrá hacer.

Pero para Cristina parecía que no había nada, todos los ruidos estridentes como, charangas, petardos, cohetes, etc. No le gustan nada -como a casi todos los niños con autismo- y las multitudes le descentraban completamente.

Así que fue una sorpresa para nosotros ver que sí había algo que le llamaba la atención: "Las estatuas humanas" Originariamente estas personas representaban verdaderas estatuas porque podían pasarse horas sin moverse. Pero fueron evolucionando y ahora si les dejas una moneda te lo agradecen haciendo una serie de movimientos según el papel que representen.

Cristina se quedaba parada delante de cada una de ellas esperando que hicieran sus piruetas, enseguida se dio cuenta que no lo hacían gratis y siempre acudía a nosotros que le diéramos una moneda.

Por tanto, también hay Sanfermines para Cristina, provistos de  monedas podemos ir por Pamplona recorriendo sus calles y disfrutando de las caras que pone Cristina delante de estas "estatuas". No hay dinero mejor invertido.

viernes, 25 de junio de 2010

Feliz verano

Cristina, mi mujer, una vez más mejora las entradas de este blog con un nuevo vídeo. Esta vez Cristina  os desea a todos que paséis unas felices vacaciones.. Ya sé que hay mucha gente que vive en la otra parte del mundo donde ahora no es verano y les daremos un poco de envidia. Pero al final todo llega...

viernes, 18 de junio de 2010

Soltar la mano

Hace algunos años el propósito principal que teníamos con Cristina era que en la calle fuera con nosotros de la mano. Realmente era casi imposible que nos acompañase andando, casi siempre teníamos que ir corriendo detrás de ella.

Poco a poco fue consintiendo en que le agarrásemos la mano y daba gusto llevarla porque nos la cogía con fuerza.

En la última reunión del curso, en el cole nos han comentado que se notaba que a Cristina la llevábamos mucho de la mano. Aunque yo me siento muy orgulloso de llevarla así, les tuve que dar la razón porque ya empieza a ser mayorcita.

Ahora aquella primera victoria de conseguir que nos diera la mano y que para nosotros fue todo un logro, ha resultado ser mucho más que eso, porque únicamente fue el primer paso para que ahora nosotros se la podamos soltar. Ella parece estar preparada. ¿Lo estaremos nosotros?

viernes, 11 de junio de 2010

Un desayuno normal

El final del curso siempre es duro, todos estamos más cansados y la simple tarea de preparar el desayuno ya se hace pesado. Y eso que no es nada del otro mundo, porque únicamente -yo soy el encargado de hacerlo- se trata de calentar la leche y que cuando se levanten mi mujer y las niñas se encuentren las madalenas y galletas encima de la mesa.

Esta mañana Cristina se ha levantando bastante temprano y todavía no había preparado nada, así que le he dicho que me esperase que me iba a duchar y luego desayunaríamos juntos. Pero mientras me estaba duchando  oía sonidos sospechosos en la cocina y ya esperaba lo peor.

Cuando por fin he llegado a la cocina, Cristina me ha recibido con un "¡Tachán!" señalando la mesa. Ella sola había preparado el tazón con la cantidad de leche que cada uno tomamos y me estaba esperando para desayunar.
Tras darle las gracias y felicitarle por su iniciativa hemos desayunado los dos solos, y así un desayuno tan normal ha hecho que el día empiece de forma especial.

viernes, 4 de junio de 2010

Rituales de Roland Garros

Quién vea estos días cualquier partido de tenis de los que están poniendo en la tele -ahora toca Roland Garros- se puede dar cuenta de los rituales que sigue un jugador de tenis.
Muchos entran a la cancha  con la misma pierna, otros no pisan las líneas blancas, otros antes de sacar la pelota se atusan el pelo, se golpean las zapatillas, miran siempre hacia el mismo sitio... Algunos sólo tienen una de estas costumbres, otros tienen varias que repiten siempre y además en el mismo orden.

Los locutores de la tele dicen que todos estos rituales "dan seguridad al jugador". Que es lo mismo que nos dice el especialista que visita regularmente a Cristina, cuando le decimos, por ejemplo, que le gusta tener algunos juguetes colocados en el mismo sitio y muchas veces se enfada si se los cambiamos.

Todas esas manías parecen en ocasiones sin sentido, en el caso de Cristina algunas han ido desapareciendo por sí solas, mucho tiene que ver que no le hemos dado gran importancia.

Además, si  ante miles de personas, todo un jugador profesional de tenis  es capaz de representar toda una serie de extraños y precisos movimientos, sólo porque piensa que le van a ayudar a ganar con más razón lo tendrá que hacer mi hija para enfrentarse a un mundo que muchas veces no entiende.

viernes, 28 de mayo de 2010

Un monstruo en la bañera

En la foto, Cristina después de darnos un buen susto simulando ser un monstruo.

Ahora, Cristina cuando le toca ducharse tiene por costumbre encerrarse en el baño, preparar todas las cosas, desvestirse y finalmente se mete en la bañera. Entonces nos llama para que vayamos a ducharla y darnos la sorpresa de que ella sola se ha preparado.

El día de la foto hizo lo mismo, pero tardaba tanto en avisarnos que nos empezó a extrañar, cuando llamábamos a la puerta respondía: -"Espera". Así una y otra vez

Por fin nos comunicó que ya estaba preparada: -"Mamá, cuenta 5" Así que mientras su madre contaba, oíamos como el cerrojo de la puerta se descorría y la mampara de la ducha  se abría y se cerraba.

Cuando finalmente conseguimos entrar, el espectáculo era "dantesco", mi espuma de afeitar -que yo había dejado olvidada sobre el lavabo- decoraba gran parte de las paredes y puertas.

Tragué saliva viendo la que se me venía encima. Mientras, veíamos la silueta de Cristina detrás de los cristales. Cuando descorrimos la mampara nos recibió con el grito de "Soy un monstruo" y dándonos un susto de muerte, con su cara y manos cubierta con la espuma de afeitar.

Yo no me libré de limpiar el baño, pero la elaborada broma de Cristina nos hizo terminar a todos de buen humor, porque siempre es una alegría que Cristina cuente con nosotros aunque sólo sea para gastarnos una broma.

viernes, 21 de mayo de 2010

Una lección de Inglés y de algo más


Estos días he terminado mis clases de Inglés por este curso. Alguna veces  intentaba practicar con Cristina, algo que no le gustaba nada, porque cuando oía algo en este idioma gritaba: -"¡En español!"

Pero poco a poco lo va soportando mejor. Ya casi sabe contar hasta 20, y el otro día le estuve diciendo los colores para que le fueran sonando, yo se los decía y ella los repetía como un lorito. Incluso, muy satisfecho de mis lecciones, me animé a decirle otras palabras que he ido aprendiendo

Pero el sábado íbamos con prisa por la calle Cristina, Leyre y yo. De repente Cristina me empezó a decir: - "Papá: Yam, Yam..." No le presté ninguna atención, pero me sorprendió que fuera lo que fuera me estaba diciendo no me lo dijese bien, y así se lo recriminé.

Más tarde, cuando volvíamos a casa, se explicó mucho mejor para que yo lo entendiera: -"Papá, en Inglés yam". Por fin caí en la cuenta, me estaba diciendo en inglés que saltara: "Jump" Así que nos pusimos a saltar en la calle.

Una mente tan abierta como la de Cristina a veces tiene que luchar contra mentes cerradas como la de su padre. Menos mal que no ceja en el intento.

viernes, 14 de mayo de 2010

El abrazo de Cristina

Esta última semana mi padre ha pasado unos días en el hospital. Por fortuna no ha sido nada grave y ya está felizmente en casa.

El domingo pasado me acerqué a verle acompañado por Cristina. Cuando llegamos a la habitación estaba a rebosar. Estaban varias de mis hermanas, sus maridos, la abuela y otro de los nietos.

Cristina se quedó parada en la puerta, no porque estuviese cohibida sino por la sorpresa de ver a tanta gente, quizás únicamente esperaba encontrarse con mi padre.

De todas las personas que estaban allí -todos quieren un montón a Cristina-  al único a quién le dio un abrazo fue a su abuelo.

Una vez me dijeron que una de las mejores cosas que una persona puede hacer por otra es darle un abrazo, supongo que será porque sin necesidad de palabras se dice mucho, y porque no hay nada más sincero.

Seguro que esa muestra de cariño ayudó al emocionado abuelo a reponerse un poco antes.

martes, 11 de mayo de 2010

Nuestro paso por la gran pantalla

Miguel es un asiduo lector de este blog, él también escribe dos blogs que merecen la pena visitar: tufisio.net y el Bosón de Geeks
En este último publicó el otro día una entrada relacionada con  películas de cine que me hizo recordar la primera vez que fuimos con Cristina a ver una película.

Fue para ver "Buscando a Nemo". Hacía bastante tiempo que la habían estrenado y de hecho ya la habíamos visto en DVD. Pero llegó al cine de nuestro barrio. Pensábamos que era el momento adecuado: una película que le gustaba y además al lado de casa.

Todo parecía ir bien hasta que ya no aguantó sentada, se levantó y se puso a andar por los pasillos. Y de pronto se dio cuenta que podía subir al escenario y observar la película desde ahí.

Y así fue nuestro paso por la gran pantalla: Corriendo tuve que subir detrás de ella y atravesar todo el escenario para atraparla y bajarla de allí. Para luego salir del cine bastante apurados.

Hasta hace un par de años no volvimos a llevar a Cristina al cine. Después de mucho tiempo y otras travesuras similares, pienso que no fue para tanto y que la escena que pudo ver el público asistente no pasará a los anales cinematográficos.

viernes, 7 de mayo de 2010

Estamos con el autismo 2010

Por tercer año consecutivo  -yo sólo he participado en estos dos últimos- y dentro de la Revista Literaria "En sentido figurado" se publica el especial "Estamos con el autismo"

Anabel del blog El sonido de la hierba al crecer  es la que nos ha animado, como siempre, a escribir sobre nuestros hijos y el autismo.

viernes, 30 de abril de 2010

Nos lo pasábamos bien

En la guardería a Leyre y Cristina le enseñaron una canción que les gustó mucho. A Cristina incluso se la grabaron en un CD junto con otras. Más o menos decía así:

Pincho, Pincho es nuestro perrito.
Tiene dos orejas, tiene dos ojitos.
Tiene una boca grande,
y una nariz que hace así: Achisss!

Muchas noches en la cena se la cantábamos a Cristina un montón de veces alternándonos Leyre y yo.

Yo intentaba no acabar la última palabra de cada verso para ver si Cristina era capaz por lo menos de pronunciar una sílaba. Alargaba las palabras, ponía caras raras, me señalaba las orejas, los ojos. Abría mucho la boca... Pero Cristina no decía ni una sola palabra.

Sólo nos miraba y se reía  con nosotros o quizás de nosotros. Supongo, que no entendía  que todo ese despliegue de cantos y gestos era para que nos acompañase en la tonadilla.

Nunca conseguimos que pronunciase una sola sílaba, pero eso sí, ella y nosotros nos lo pasábamos genial.

viernes, 23 de abril de 2010

Qué malo es perder

En la entrada de "Federer vs Cristina"  contaba como a Cristina no le gustaba nada perder en los juegos. Todavía alguna vez se enfada pero va soportando cada vez mejor perder alguna vez.

Cuando éramos pequeños jugábamos al juego de los pasos de los animales. Uno se podía de espaldas, de cara a una pared, y el resto de las personas a cierta distancia. El que estaba en la pared iba diciendo uno a uno y sin saber a quién, que diera un número de pasos, nombrando además un animal. Así que los pasos eran más grandes o más pequeños según el animal elegido. El primero que llegaba a la pared, ganaba.

Se lo hemos enseñado a Cristina, pero para que fuese más fácil no nos poníamos de espaldas. Pierde un poco de gracia porque ya se sabe a quíén se le dice que dé los pasos.

Primero me tocó a mí, Cristina lo entendió enseguida y cuando ganó ella le tocó decir a ella los animales y el número de pasos.

Y entonces el juego perdió para mí  toda su gracia. Porque Cristina le decía a Leyre que diera pasos de elefante, gato e incluso de canguro, y a mí únicamente me decía que diera pasos de "hormiguita chiquitita" o de cangrejo que únicamente puede ir hacia atrás. Así que casi siempre terminaba más lejos de donde había empezado.

Y mientras ellas se abrazaban por su victoria, yo las miraba desde mi lejana posición entendiendo mucho mejor qué difícil es aprender a perder.

viernes, 16 de abril de 2010

Más que un corte de pelo

Con Cristina siempre hemos tenido el problema de poder cortarle el pelo. Lo tenemos que hacer cuando está muy tranquila y ocupada con algo. Mi mujer es la que se encarga de ello. Antes también tenía que estar yo intentado que Cristina no se fijara en lo que le estaban haciendo, y además quitándole de encima cualquier pelo que le cayese sobre los brazos o sobre la ropa.

En nuestra calle hay una peluquería especializada en niños. Mª Carmen -la peluquera- siempre tiene algún pájaro: loros o agapornis.

Algunas veces cuando Cristina vuelve del colegio se escapa corriendo y llega hasta allí para asustar a los pájaros, porque sabe que si están dentro de la jaula no le van a hacer nada.

Pero en algunas ocasiones Mª Carmen, es capaz de convencer a Cristina para que se siente en la silla de la peluquería y durante un momento consigue que esté quieta y cortarle el flequillo y darle unos cuantos retoques a su melena.

Además luego no nos quiere cobrar nada, y mejor así, porque hay cosas que no se pueden pagar.

viernes, 9 de abril de 2010

Nos volvemos más contentos

Hemos pasado las vacaciones en Cortes (Navarra) Durante estos días hemos acudido con Cristina a los Oficios que con motivo de la Semana Santa se han celebrado. El Sábado Santo, durante la Misa se encienden unas velas que portamos todos los que asistimos.

Naturalmente Cristina tenía su vela y también la encendió. No estaba muy seguro se su reacción, porque podía ponerse a cantar "Cumpleaños feliz" y  soplar todas las velas que hubiera a su alrededor.

Sin embargo, no fue así, encendió y apagó la vela cuando la celebración lo requería, y estando muy tranquila  durante toda la Misa.

Cada vez podemos hacer más cosas en familia. Pero todavía no habíamos intentado ir todos juntos a Misa cada Domingo. Quizás la Semana Santa no fuese el momento más idóneo para llevarla -las celebraciones suelen ser más largas de lo habitual- Pero una vez más Cristina nos sorprende, y ha conseguido que volvamos de las vacaciones más contentos de lo que nos fuimos.

viernes, 2 de abril de 2010

Día mundial del autismo 2010


En el blog de Rodrigo y Carmen  con motivo de la celebración del Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo se puede leer:

... Esta fecha nos ayuda para reflexionar una vez más en las grandes posibilidades que ellas y ellos presentan desde su identidad de personas y para reconocer el esfuerzo enorme que realizan buscando aprender, adaptarse y entender a un entorno cada vez más difícil. Sabemos que ayudar a desarrollar habilidades, generalizarlas, aplicarlas a su vida funcionalmente, acompañar el proceso, no es tarea fácil; pero que mejor labor que prepararlos para su tránsito a la vida de forma más adaptativa y menos dura! ...
El dibujo que aparece arriba es uno de los regalos que me hizo Cristina para el Día del Padre. En él  aparecemos los dos agarrados de la mano. Como dicen Rodrigo y Carmen en su texto, no es una tarea fácil pero no hay mejor labor que acompañar y ayudar a Cristina y a todas las personas con Autismo.

En el blog de ASPAU se puede leer más sobre la celebración de este día

viernes, 26 de marzo de 2010

Restas con llevadas



Hace más de un año escribí la entrada de Sumas con llevadas, todavía anonadado de que Cristina supiese sumar con llevadas y además las hiciera perfectamente.

Ella aprende, pero yo no, porque me vuelvo a quedar sin palabras cuando veo entre la tarea que trae del colegio que ya está aprendiendo a hacer restas con llevadas.

Cristina nunca deja de sorprenderme, mejor así, porque cada sorpresa es una alegría y un nuevo aliciente para seguir hacia adelante y llegar muy lejos y muy alto.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Las dos caras del autismo

Esta semana se está celebrando con diversos actos el día mundial del autismo. Desde el blog "Hasta la Luna y Vuelta" Maite ha preparado este vídeo. Porque el autismo tiene muchas caras, una la que nos contaron y todavía algunos cuentan, y otras muchas caras que son la imagen real del autismto: nuestros hijos y sus padres.

jueves, 18 de marzo de 2010

Una bola de nieve entre dos mundos

Este invierno hemos tenido nevadas espectaculares en Pamplona. Muchos días hemos aprovechado para bajar a la calle y hacer batallas a limpio pelotazo.

Yo luchaba contra Leyre y Cristina, como era de esperar no podían conmigo. Así que Cristina usaba otras estrategias, se aproximaba a mí con una bola de nieve y me decía: -"Papá, ¿quieres un regalo?" Naturalmente que mi hija me quisiera regalar algo  -aunque sólo fuese un poco de nieve- hacía que bajase la guardia.

Cuando estaba a punto de dejar la bola en mis manos rápidamente me la arrojaba, sin mirar a donde la tiraba, así que me podía dar en la cara, en el cuello...

Tras la sorpresa inicial, por una broma tan inesperada, me dio por pensar que en realidad sí que era un regalo. Porque Cristina tuvo que pensar por un momento en mí y calcular la reacción que yo iba a tener cuando me ofreciese "su regalo".

Otro momento en que Cristina fue capaz de salir de su mundo para dejar en el nuestro un buen pelotazo de nieve.

viernes, 12 de marzo de 2010

No es ninguna tontería

Vuelta a nevar otra vez en Pamplona. Hemos salido a la calle y nos hemos ido hasta el parque donde hemos  empezamos a jugar con la nieve. Cristina ha hecho el "Ángel" y le ha quedado perfecto como se ve en la fotografía.

Luego me ha obligado a hacerlo a  mí, como no había mucha gente por la calle me he decidido a tumbarme sobre la nieve, y luego aún  hemos vuelto a realizar la silueta los dos a la vez.

Si alguien tiene la oportunidad de hacer el "Ángel" en la nieve que no pierda la ocasión. Porque es lo más divertido y relajante que he hecho en mucho tiempo. Y yo que pensaba que era una tontería, menos mal que estaba Cristina para enseñármelo.

viernes, 5 de marzo de 2010

Un ciego y su Lazarillo

Cuando Cristina era mucho más pequeña la teníamos que tener vigilada en todo momento porque podría ser impredecible. Más adelante también la teníamos que tener vigilada pero ya empezaba a ser más previsible, observándola o viendo dónde miraba ya sabíamos qué iba a ocurrir.

Y eso es lo que ahora tiene que hacer ella conmigo. Porque cuando salimos de clase de Logopeda y hasta que llegamos a casa nos dedicamos a ir jugando por la calle. El último juego  es, que que yo cierro los ojos y ella me tiene que llevar hasta casa.
Incluso al cruzar las calles es ella la que debe dar el visto bueno para que podamos llegar hasta el otro lado.

Yo no se lo pongo fácil, siempre tomo el camino equivocado o sigo líneas rectas que acabarían empotrándome contra un árbol o una farola. A veces, sólo mirándome ya ve hacia dónde voy, y tira de mí para apartarme del mal camino y llevarme por el correcto.

Otras veces se despista, y acabo pegado contra el obstáculo "gritando de dolor". Entonces Cristina viene corriendo y me consuela: -"No te preocupes, no pasa nada"

Al final, después de un corto trayecto llegamos a casa sanos y salvos. Los dos felices, ella porque así es por naturaleza y yo porque mi hija me ha cuidado muy bien.

viernes, 26 de febrero de 2010

Palabras que empiezan por F

Entre la tarea que ha traído Cristina del cole ha habido una que no me ha gustado nada. Tenía que escribir palabras que comenzasen con "F"

En estos casos Cristina siempre empieza a mirar por todos los lados para ver si encuentra algo que empiece por dicha letra.

Como le costaba encontrar alguna palabra me empecé a señalar a mí mismo e intentar que inmortalizara mi nombre en su papel. No resultó como yo esperaba. Porque me miró, puso cara de que había entendido lo que le quería decir y escribió: "FEO"

Me dejó un poco "transpuesto" porque además de escribirlo lo dijo en voz muy clara, sin inmutarse ni sonreír. Me repuse como pude y le seguí ayudando a buscar más palabras que comenzasen por "F". Después de todo sólo es tarea ¿y a quién le gusta la tarea?

domingo, 21 de febrero de 2010

Jugando con un tramposo

Poco a poco Cristina va entendiendo el juego del escondite. Ya sabía que se trataba de esconderse. Lo que le costaba más era entender que tenía que procurar que nadie la encontrase.

Así que cuando se escondía y nadie la descubría empezaba a gritar: "¡Eh, estoy aquí!" O simplemente preguntabas: "¿Cristina, dónde estás?" Y su rápida respuesta: "¡Aquí, abajo de la cama!"

El otro día estuvimos jugando otra vez, utilicé la misma estrategia para descubrirla pero no sirvió para nada porque no me contestó.

De todos modos, le seguí poniendo a prueba. Empecé a contar en alto:  "1, 2, 3, 4 y..." De inmediato Cristina contestó: "¡Cinco!"

Tras dejarle claro que le había encontrado por hablar seguimos jugando, ella se escondió y yo intenté localizarla con mis trampas. Esta vez ya había aprendido la lección, pero la volví a descubrir, porque por muy perfecto que sea su escondite siempre se esconde en el mismo.

La incapacidad de ponerse en el lugar de la otra persona es uno de los rasgos de los niños con autismo. Supongo que Cristina no tiene en cuenta lo que yo sé cuando juego con ella. Pero poco a poco lo irá consiguiendo. Otra cosa es que consiga que yo deje de hacer trampas.

viernes, 12 de febrero de 2010

Palabras importantes

Cuando Cristina empezó a hablar aprendió muchas palabras que las iba utilizando según su conveniencia. Siempre palabras sueltas, pero había una que me interesaba a mí que dijera pero que nunca pronunciaba.

En verano muchas tardes vamos a la piscina. Solemos ir Leyre, Cristina y yo. Cuando Cristina era más pequeña uno de los momentos más críticos era el de prepararse para volver a casa. Es muy difícil vestirse uno mismo y a la vez intentar que Cristina no se escapase.

Como en todo hay trucos: Dejarle las zapatillas sin poner, dejarle alguna prenda puesta a medias para que  termine de ponérsela y así mantenerla ocupada, etc.

Pero los trucos no siempre sirven y un día Cristina se escapó  hacia un montículo de los jardines de la piscina. La pendiente era muy pronunciada y una vez arriba no se atrevía a bajar por miedo a resbalar.

Entonces no se le ocurrió otra cosa más que gritar: "¡Papá!, ¡Papá!" Y esa fue la primera vez en toda su vida que pronunció esa palabra. Naturalmente en dos brincos llegué donde ella y le ayudé a bajar.

No sé quién de los dos estaría más emocionado, porque por la noche en la cama ella no dejaba de gritar "¡Papá!", "¡Papá!" Y yo no me cansaba de escucharla.

viernes, 5 de febrero de 2010

Tranquilos, Cristina vigila


Nuestro acuario tiene actualmente superpoblación. Los peces que lo habitan han criado y decenas de crías revolotean por sus aguas. Mi mujer las aparta para que no acaben siendo pasto de los otros peces.

Pero hay tantos, que alguna vez algún pececillo recién nacido se queda olvidado y no tardaría en ser devorado si no contase con una protectora incansable.

Todos los días - cuando vuelve del cole- Cristina lo primero que hace es pararse delante del acuario a observar los peces. Si descubre una cría olvidada grita: -"¡Eh, un pez!" y corriendo va a buscar las herramientas necesarias para capturarlo y llevarlo con sus hermanos.

Yo la ayudo a "pescar" el pececillo y tras cumplir con la buena acción Cristina vuelve a dejar las herramientas en su sitio y se prepara para merendar.

Mientras, el pez rescatado nada tranquilamente con sus congéneres. Libre de las fauces de sus hermanos mayores y con alguien que está pendiente de él.

viernes, 29 de enero de 2010

Burros voladores

(Fotografía Debendi)
Supongo que será imposible pero de un tiempo a esta parte he empezado a creer que los burros pueden volar. Cristina desde el verano en algunas ocasiones levanta la mano y dice señalando con el dedo: "- ¡Mira un burro volando!"

Nosotros sorprendidos miramos hacia donde nos indica pero no vemos nada, si allí había estado el burro ya ha desaparecido.

Una de las características de los niños con autismo es que les resulta muy difícil usar la imaginación. Por ejemplo, Cristina suele jugar con muñecos pero siempre recordando escenas de películas, no es capaz de inventarse una situación.

Por tanto cuando nos dice que hay un burro volando no tenemos más remedio que pensar que es verdad, aunque después de mirar hacia donde señala volvemos la cabeza se esta riendo de nosotros o ha desaparecido librándose de hacer la tarea. Así que voy a  acabar creyendo que los burros no vuelan en realidad y es que Cristina está aprendiendo a usar su imaginación.

viernes, 22 de enero de 2010

Una conversación mañanera


Un día de vacaciones Leyre toda contenta nos cuenta que ha mantenido una conversación con Cristina nada más despertarse, aunque más que  conversación fue un interrogatorio:
Leyre: -"¿Has dormido bien?
Cristina: -"Sí"
Leyre: -"¿Has descansado?"
Cristina: -"Sí"
Leyre: -"¿Has soñado con los angelitos?"
Cristina: -"Sí"

Sin embargo para Leyre ese pequeño diálogo fue toda una novedad, porque había hablado con Cristina como con cualquier otra persona.

Siempre nos hubiera gustado que Cristina nos contase más cosas de las que hace en el cole, pero hasta hace poco tiempo sólo nos contestaba: "Sí" o "No" a nuestras preguntas.

Ahora, cuando le preguntamos qué ha comido. Nos lo dice, aunque le tenemos que preguntar por cada plato: -"¿Cristina, qué has comido en el cole?, ¿Y de segundo?, ¿Y de postre?"

Algunas veces pienso que se está inventando las respuestas  y para cerciorarme  le pregunto por lo que ha comido en el almuerzo. Aquí ya no hay duda porque yo se lo preparo por las mañanas, y me confirma que todas sus respuestas son la pura verdad.

Espero que poco a poco nos pueda ir contando más cosas, sólo se tiene que dar cuenta que nosotros estamos deseando escucharlas.

viernes, 15 de enero de 2010

La mejor profesora


Aunque Leyre y Cristina tienen cada una su habitación últimamente han decidido dormir en la misma. Leyre le lee algún libro, le cuenta cuentos, etc. Incluso se empeñó en que Cristina aprendiese el "Padre Nuestro".

Día tras día Leyre empieza a recitar la oración frase por frase y Cristina la repite. Al principio -yo las escuchaba desde otra habitación- pensaba que Leyre no sería capaz de terminar su ardua tarea. Y todavía más cuando tocó aprenderse la parte que dice: "...Venga a nosotros tu Reino..."

Supongo que a Cristina le sonaba mal esa frase y automáticamente la cambiaba:
Cristina: "Venga a nosotros ¡tu Reina!"
Leyre: "Reina no, Reino"
Cristina: "¡Reina!"
Leyre: "Reino, Reino"
Cristina: "Reinaaaa"

Al final, Cristina acababa riéndose porque había conseguido enfadar a  su hermana que decidía dar por terminada la lección. Pero al siguiente día continuaba con su propósito inicial.

Ayer a Leyre le dolía la cabeza y fui yo el que rezó con Cristina el Padre Nuestro, prácticamente se lo sabe entero. Dicen que ninguna oración cae en saco roto. ¿Dónde irán las oraciones de Cristina? Seguro que alguna le toca a Leyre.

sábado, 9 de enero de 2010

Los Reyes Magos lo ven todo



En la foto Cristina se aguanta el frío mientras espera que pase la Cabalgata de los Reyes Magos. Este año gracias a la crisis  ha podido verla con tranquilidad. Porque no cabe otra explicación a que hayan desaparecido los petardos y otros artilugios luminosos y ruidosos que a Cristina siempre le han  asustado.

Así que se mantuvo en su sitio saludando a los Reyes cuando pasaban y esperando con las manos abiertas a que los caramelos que arrojaban le cayesen justo en su mano.

Mientras tanto,  todos los demás padres -incluido yo- nos esforzábamos en cazar al vuelo o rebuscar por el suelo todos los dulces que pudiésemos, sin preocuparnos de mirar donde pisábamos.

Visto lo bien que lo estábamos pasando decidimos volver a ver la Cabalgata y atajamos para encontrarnos con ella en otra calle para volver a saludar a los Reyes y seguir con la recolección de golosinas.

Si los Reyes vieron como  nos arrojábamos a por los caramelos nos tendrían que haber dejado sin regalos, pero entonces también pudieron ver lo bien que se portó Cristina y quizás por eso al día siguiente tuvimos algo en los zapatos.