viernes, 29 de enero de 2010

Burros voladores

(Fotografía Debendi)
Supongo que será imposible pero de un tiempo a esta parte he empezado a creer que los burros pueden volar. Cristina desde el verano en algunas ocasiones levanta la mano y dice señalando con el dedo: "- ¡Mira un burro volando!"

Nosotros sorprendidos miramos hacia donde nos indica pero no vemos nada, si allí había estado el burro ya ha desaparecido.

Una de las características de los niños con autismo es que les resulta muy difícil usar la imaginación. Por ejemplo, Cristina suele jugar con muñecos pero siempre recordando escenas de películas, no es capaz de inventarse una situación.

Por tanto cuando nos dice que hay un burro volando no tenemos más remedio que pensar que es verdad, aunque después de mirar hacia donde señala volvemos la cabeza se esta riendo de nosotros o ha desaparecido librándose de hacer la tarea. Así que voy a  acabar creyendo que los burros no vuelan en realidad y es que Cristina está aprendiendo a usar su imaginación.

viernes, 22 de enero de 2010

Una conversación mañanera


Un día de vacaciones Leyre toda contenta nos cuenta que ha mantenido una conversación con Cristina nada más despertarse, aunque más que  conversación fue un interrogatorio:
Leyre: -"¿Has dormido bien?
Cristina: -"Sí"
Leyre: -"¿Has descansado?"
Cristina: -"Sí"
Leyre: -"¿Has soñado con los angelitos?"
Cristina: -"Sí"

Sin embargo para Leyre ese pequeño diálogo fue toda una novedad, porque había hablado con Cristina como con cualquier otra persona.

Siempre nos hubiera gustado que Cristina nos contase más cosas de las que hace en el cole, pero hasta hace poco tiempo sólo nos contestaba: "Sí" o "No" a nuestras preguntas.

Ahora, cuando le preguntamos qué ha comido. Nos lo dice, aunque le tenemos que preguntar por cada plato: -"¿Cristina, qué has comido en el cole?, ¿Y de segundo?, ¿Y de postre?"

Algunas veces pienso que se está inventando las respuestas  y para cerciorarme  le pregunto por lo que ha comido en el almuerzo. Aquí ya no hay duda porque yo se lo preparo por las mañanas, y me confirma que todas sus respuestas son la pura verdad.

Espero que poco a poco nos pueda ir contando más cosas, sólo se tiene que dar cuenta que nosotros estamos deseando escucharlas.

viernes, 15 de enero de 2010

La mejor profesora


Aunque Leyre y Cristina tienen cada una su habitación últimamente han decidido dormir en la misma. Leyre le lee algún libro, le cuenta cuentos, etc. Incluso se empeñó en que Cristina aprendiese el "Padre Nuestro".

Día tras día Leyre empieza a recitar la oración frase por frase y Cristina la repite. Al principio -yo las escuchaba desde otra habitación- pensaba que Leyre no sería capaz de terminar su ardua tarea. Y todavía más cuando tocó aprenderse la parte que dice: "...Venga a nosotros tu Reino..."

Supongo que a Cristina le sonaba mal esa frase y automáticamente la cambiaba:
Cristina: "Venga a nosotros ¡tu Reina!"
Leyre: "Reina no, Reino"
Cristina: "¡Reina!"
Leyre: "Reino, Reino"
Cristina: "Reinaaaa"

Al final, Cristina acababa riéndose porque había conseguido enfadar a  su hermana que decidía dar por terminada la lección. Pero al siguiente día continuaba con su propósito inicial.

Ayer a Leyre le dolía la cabeza y fui yo el que rezó con Cristina el Padre Nuestro, prácticamente se lo sabe entero. Dicen que ninguna oración cae en saco roto. ¿Dónde irán las oraciones de Cristina? Seguro que alguna le toca a Leyre.

sábado, 9 de enero de 2010

Los Reyes Magos lo ven todo



En la foto Cristina se aguanta el frío mientras espera que pase la Cabalgata de los Reyes Magos. Este año gracias a la crisis  ha podido verla con tranquilidad. Porque no cabe otra explicación a que hayan desaparecido los petardos y otros artilugios luminosos y ruidosos que a Cristina siempre le han  asustado.

Así que se mantuvo en su sitio saludando a los Reyes cuando pasaban y esperando con las manos abiertas a que los caramelos que arrojaban le cayesen justo en su mano.

Mientras tanto,  todos los demás padres -incluido yo- nos esforzábamos en cazar al vuelo o rebuscar por el suelo todos los dulces que pudiésemos, sin preocuparnos de mirar donde pisábamos.

Visto lo bien que lo estábamos pasando decidimos volver a ver la Cabalgata y atajamos para encontrarnos con ella en otra calle para volver a saludar a los Reyes y seguir con la recolección de golosinas.

Si los Reyes vieron como  nos arrojábamos a por los caramelos nos tendrían que haber dejado sin regalos, pero entonces también pudieron ver lo bien que se portó Cristina y quizás por eso al día siguiente tuvimos algo en los zapatos.