sábado, 25 de junio de 2011

Nada extraordinario, salvo Cristina

Son fiestas en el barrio. Quedamos a cenar unos bocadillos con Leyre, sus amigos del colegio y un montón de padres. Cristina nos acompañaba.
Fuimos al bar donde tuvimos que esperar un buen rato a que llegara nuestro turno. Ya cansados de esperar dentro del bar salimos fuera donde hacía un frío helador, y eso que es casi julio.

Por fin pudimos entrar y pedir todos nuestros bocadillos. Pero el mío de lomo con queso y pimiento verde  se perdió por el camino. Y tuve que esperar otro rato a que viniera.

Conseguí devorar mi apetitoso bocadillo acompañado con un gran vino de Navarra  y tener tranquilas conversaciones con los padres que coincidía.

Al final, Cristina se cansó. Habían pasado más de dos horas desde que habíamos llegado. Dejé que su madre se quedase charlando y nosotros salimos del bar rumbo a las atracciones que han puesto en el barrio.

Antes de salir, mi mujer -que me conoce bien- me dijo: -"Sé generoso con ella, se ha portado genial." Todavía chupándome los dedos le di la razón.

viernes, 17 de junio de 2011

Sueños y sueños

Algunas veces me da por preguntarme qué sueños tendrá Cristina mientras duerme, espero que alguna vez ella misma me los pueda contar.

Estuve la semana pasada en una conferencia de Javier Tamarit, prestigioso psicólogo que ha tratado a muchos niños con deficiencias psíquicas. Él también habló de sueños. Pero de sueños en el sentido de proyectos y aspiraciones.

Según Tamarit, todo el mundo  necesitamos tener sueños que querremos convertir en realidad durante el transcurso de nuestra vida. Pero una persona con discapacidad psíquica puede que por el momento no pueda pensar en su futuro, por eso necesita a alguien que sueñe por ella y que crea en ella.

De momento seguiré con mi duda sobre los sueños nocturnos de Cristina. Pero si hablamos de los "otros sueños", ¿Qué soñará Cristina? No tengo ninguna duda: Lo que yo sueñe por ella. Y estoy dispuesto a no dejar de hacerlo.

viernes, 10 de junio de 2011

Esas risas

En ocasiones Cristina tiene ataques de risa, no es una risa a carcajadas, pero sí una risa que le impide concentrarse, por ejemplo para leer o escribir.

Sin embargo -algunas veces ella por nuestra insistencia pero otras muchas por ella misma- se da cuenta  que no puede parar y que hay algo que no es normal, porque  nos pide que le pongamos un poco de cinta adhesiva en los labios.

Por supuesto, no se la ponemos. A ella es la única solución que se le ocurre  para poder cerrar la boca y dejar de reírse.

Para solucionar un problema lo primero es darse cuenta que existe el problema. Cristina parece que en ocasiones lo asume y lo quiere corregir, ¿no estará empezando a conocerse a sí misma?

jueves, 9 de junio de 2011

Nuevo Blog


Mi hija Leyre me ha pedido que promocione su blog: Fotos y relatos para pensar e imaginar . Ya ha publicado su primera entrada: Sin agua en el futuro

De momento ya conseguido algo tan difícil como decidir a escribirlo. Ahora le queda otra cosa igual de difícil que es continuar escribiéndolo.

¡Ánimo Leyre y mucha suerte!

viernes, 3 de junio de 2011

En el lugar de Cristina

Una de los síntomas de las personas con autismo es lo mal que llevan que se les modifique su entorno o rutinas diarias. Para ayudarles se utilizan secuencias de pictogramas para explicar lo que va a ocurrir en ese día.

Yo conozco esta teoría y muchas veces se la aplicamos  a Cristina. Pero cuando realmente se comprende es cuando uno mismo sufre un cambio en sus rutinas diarias.

La semana pasada se presentó un informático en mi lugar de trabajo muy amablemente me comunicó que me iban a cambiar mi programa de correo electrónico. Me iba a quitar mi viejo programa -que yo tenia completamente dominado- por otro mucho más nuevo y mejor.

Finalizado el cambio comenzaron mis problemas, de repente no sabía ni por dónde me andaba y absolutamente todo me parecía extraño. Ni siquiera su nombre (Thunderbird) me parecía bien. Mi desconcierto era absoluto y eso que únicamente me habían cambiado un programa. Finalmente con un poco de paciencia la situación se fue normalizando.

Los niños con autismo tampoco son capaces de ponerse en el lugar del otro, por eso está bien que por un tiempo nosotros sí nos pongamos en su lugar para comprenderles mejor.