viernes, 25 de marzo de 2011

Para entenderlo mejor


Dicen que la mente de las personas con autismo es diferente y difícil de comprender. Puede ser cierto, pero aquí va un ejemplo para intentar explicarlo:

Si alguien recién levantado por la mañana acude a desayunar y se encuentra una caja de donuts como los de la foto sobre la mesa de la cocina ¿Qué haría? Esto mismo es lo que le sucedió a Cristina el otro día.

 Yo había ido a Madrid en un viaje rápido, como iba a llegar a casa a última hora de la noche compré unos donuts para que la mañana siguiente mi mujer y las niñas desayunasen como reinas.

Por mañana, la más madrugadora -como siempre- fue Cristina. Le enseñé la media docena de bollos de diferentes colores bien colocados en su caja. Especialmente para ella  había  dos bañados en chocolate.

Como yo esperaba abrió lo ojos de par en par y su cara de sueño se le iluminó de inmediato. Pero su reacción no fue la que yo esperaba: -"¡Feliz cumpleaños para mis amigos!" Y empezó a enumerar  a 6 compañeros de su colegio mientras señalaba uno por uno cada pastelillo.

Yo estaba literalmente con la boca abierta, viendo que no devoraba sus donuts de chocolate. Al final le pregunté: -"¿Y qué vas a desayunar tú? Su rápida respuesta: -"Ositos de chocolate"

De todos modos insistí, porque no podía creer que prefiriera repartir semejante botín entre sus amigos: -¿"Cristina, estos donuts para quién son?" De nuevo volvió a decirme los nombres de sus amigos y amigas. Insistí más, -"¿Y tú cuál te vas a comer?" Por un momento pensé que flaqueaba, pero no, porque volvió a su idea primera: -"Ositos de chocolate"

A la hora de irse al cole hubo que salir corriendo y ya no se acordó de los bollos dejándoselos en casa.

¿Se entiende mejor ahora?

viernes, 18 de marzo de 2011

Pinocho sigue vivo

Otro de los rasgos de los niños con autismo son las ecolalias. Repiten hasta la saciedad palabras o frases que han escuchado. Cristina sobre todo las descubre en la tele. Muchas veces no tienen utilidad, aunque sí que es cierto que un niño con ecolalias en el futuro tendrá mucho lenguaje.

Cristina aprendió a decir muy tarde "papá" cuando le oía que me llamaba me acercaba de inmediato para saber qué quería. Hubo un tiempo que le gustó mucho la película de Disney "Pinocho". En una escena  Pinocho se reencuentra con su padre y exclama: -"¡Papá soy yo, he vuelto!" Y esa frase fue la que se le quedó en su memoria repitiéndola sin cesar.

Montones de veces "me engañó" repitiendo su ecolalia y cuando me acercaba a ella no me hacía ningún caso porque ella sólo estaba repitiendo su escena favorita.

La cosa adquirió tal cariz que un día me harté y le grité: -"Cristina, ya vale, ¡Pinocho ha muerto!" Recuerdo que me miró, por un momento reinó el silencio, pero de inmediato volvió a su latiguillo.

O no me entendió o no me creyó, fuese lo que fuese mejor, porque le podía haber creado su primer trauma infantil.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Síndrome UP!

Iñigo, Papá de una niña con Síndrome de Down, ha lanzado el Proyecto Social Síndrome UP! con el propósito de Crear un Congreso anual en Navarra de referencia nacional en la bienvenida a los padres y familias que durante ese año hayan tenido un@ niñ@ con discapacidad intelectual.

El proyecto está abierto a cualquier persona que quiera participa porque como según dice Iñigo:  El síndrome UP! es realmente una actitud. La actitud ganadora de los que piensan que pueden mejorar las cosas.

viernes, 11 de marzo de 2011

Lo mejor del día

Cuando el otro día fuimos a la Iglesia, mi mujer le dijo a Cristina que si se portaba bien le compraría a la salida un huevo de chocolate. Cristina contestó rotundamente que su comportamiento sería excelente. Y así fue, al menos los dos primeros minutos, el resto del tiempo no paró quieta un momento.

Al salir de la Iglesia yo estaba dispuesto a castigarla y a no comprarle su huevo, pero ella no pensaba lo mismo y entró directamente en la tienda a por su recompensa. Todavía enfadado le ayudé en casa a montar la sorpresa que traía dentro el dulce de chocolate.

Al día siguiente en la agenda del colegio la profesora había escrito que Cristina les había contado detalladamente la historia del huevo y el regalo adjunto, asombradas de tantos detalles expuestos  nos preguntaban si era cierto o se lo había inventado.

Les tuve que contestar que la historia era cierta y aunque había omitido en su explicación lo mal que se había portado en Misa, comprobé otra vez que Cristina se comunica y cada vez más y mejor. Fue capaz de contar en clase lo mejor que le había ocurrido el día anterior, y yo sin darme cuenta.

viernes, 4 de marzo de 2011

Un jarabe que todo lo cura

Cristina se ha aficionado a inventarse síntomas de enfermedades  para intentar engañarnos. Los síntomas -alguna vez lo he comentado- son de los más variados:  no puede andar, le duele la tripa, le duele la boca, tiene fiebre, etc. se presentan de uno en uno, o todos a la vez. Y su tono de voz cuando los describe puede engañar a cualquiera.

De momento ya he encontrado una solución: Cojo un bote de jarabe,  da igual el nombre y sus especificaciones y -lo que es mejor- tampoco hace falta leer el prospecto, se lo enseño a Cristina con ánimo de abrirlo a la vez que le digo: -"Cristina, te voy a dar un poco de jarabe"

Su reacción es instantánea: -"¡Ya me he curado!" Su tono de voz esta vez es de verdadera alegría y no me extraña porque su curación es milagrosa, sin explicación alguna. Y con su enfermedad imaginaria se va cualquier excusa para no hacer lo que debe.

De todos modos uno no se puede autocomplacer en sus "éxitos", porque seguro que Cristina deja pronto obsoleta la solución del jarabe.