Quizás el problema menos conocido de los niños con autismo son sus rabietas, algunas de ellas antológicas, y Cristina no iba a ser una excepción. Cuando tocaban en público yo terminaba pidiendo que la tierra me tragara. Gracias a Dios no me tragó porque a todo se acostumbra uno y, como todo, poco a poco van pasando. Aunque algunas veces Cristina se acuerda de ellas pero no tienen nada que ver como cuando era pequeña
Todavía en las fiestas de Cortes volvíamos a casa después de dar una vuelta, Cristina ya se había adelantado y estaba delante de un carro de chucherías hablando al vendedor: "-Señor, quiero una bolsa de patatas"
Llegué justo en el momento en que el dependiente le extendía la bolsa de patatas, y me dio tiempo a decirle: -"Cristina, no cojas las patatas" Cristina no me hizo el menor caso y el dependiente tampoco, porque la primera seguía pidiendo las patatas y el segundo se las seguía ofreciendo.
Visto el panorama, y temiendo lo peor, ya había metido la mano en el bolsillo para sacar el dinero y pagarle, pero seguí insistiendo y esta vez se me ocurrió darle una razón por la que no podía coger las patatas: -"Cristina, no cojas las patatas. No tienes dinero"
Por fin se convenció. Debió de darse cuenta que tenía razón y que no las podía pagar. Nos alejamos del carro; además yo muy contento por el dinero ahorrado y por la reacción de Cristina. Quizás el vendedor no quedó tan feliz.
Esas escenas en la calle las tuvimos muchas veces... qué difícil en algunas ocasiones. Mi hija corrió por todo el corte inglés con una supernena, yo detrás y el mandamás de la planta también, pero él con cara de pocos amigos! Qué día!
ResponderEliminarAbrazos, Fernando
Cómo no acordarse de las dichosas rabietas? Gracias a Dios hoy son casi eso, un recuerdo. Pero si echamos la vista atrás... hay para escribir un libro. Estuviste muy bien al darle esa razón a Cristina que le impedía comprar sus patatas, pero mejor aún estuvo ella admitiéndolo y controlando su reacción ante esa contrariedad. Creo que es un síntoma evidente de la madurez que está alcanzando. Por cierto me encanta la foto, está guapísima. Un abrazo.
ResponderEliminarLa verdad, qué suerte tenés! mi hijo a toda edad fué demasiado rápido, muy pocas veces podíamos impedir arrebatos de golosinas gaseosas, y equis cuestiones q tomaba, examinaba y tiraba! si habré quedado como "delincuente"aunque pagara! tu niña es muy suave.
ResponderEliminarRabietas? Rabietas? Esa palabra me suena tan conocido. Las de mi Nicolas son de concurso, no creo que tenga rival (ja,ja,ja)
ResponderEliminarMe da mucho gusto saber la reaccion de Cistina en lo que cuentas, seme hizo muy lindo.
Saludos para ti y tu familia Fernando.
¡MADRE MIA !POR LO QUE ESTOY LEYENDO...LLEGARA UN DIA EN EL QUE DESAPAREZCAN O POR LO MENOS CASI,PORQUE A CELIA LE ESTA DANDO AHORA POR LAS RABIETAS Y NO VEAS.UN BESO PARA CRISTINA PORQUE LO COMPRENDIO TODO A LA PERFECCION.
ResponderEliminarYo también me ilusiono con que desaparezcan. Reconozco que las de Constantino son más fáciles de controlar, aunq terminen con unos terribles llantos de angustia. Pero Salvador se descontrola completamente, asique, me llena de ilusión.
ResponderEliminarUn abrazo!!!
Otra más que se suma al clan de los toreos de rabietas.
ResponderEliminarMika me hizo infinidad de ellas en la calle, aunque debo confesar que hoy son de menor intensidad. Además sabe que pierde mcuhas cosas que le gustan.
Pero me encanto que Cristina pidiera y no "arrebatara" las papas porque mi hija si o si lo hubiera hecho.
Cariños,
Rosio
Hola amigo mio, !
ResponderEliminarBueno al final Cristina se porto maravillosamente !
Un besito para ella y otro para ti
sonia