viernes, 18 de septiembre de 2009

Había hecho algo importante


Las primeras veces que recuerdo que jugué con Cristina, ella tendría unos cuatro años. Conseguí que jugáramos juntos con una pelota, lo único que hacíamos era pasarla uno al otro. Yo se la tenía que pasar con mucho cuidado porque cada vez que veía que la pelota se le acercaba se asustaba pensando que le iba a hacer daño.

El tiempo que nos pasáramos jugando dependía de ella, y aunque era un juego muy sencillo tenía alguna variante. La que menos me gustaba era cuando descubría una pequeña cuesta, tiraba la pelota por la pendiente sólo por verla rodar. Naturalmente yo tenía que estar abajo para volverla a subir para que otra vez la volviese a tirar.

En todo ese juego siempre me quedaba el regusto de ser un mero comparsa que estaba allí únicamente para que ella se pudiese divertir y, que en realidad, no compartía su juego.

Pero luego pensando que Cristina había tenido algún tipo de relación conmigo, aunque fuese con una pelota de por medio, llegué a la conclusión de que a pesar de la sencillez y de mi escasa participación en su juego, difícilmente en ese día podía haber hecho algo más importante.

5 comentarios:

  1. Hola! Claro que eres parte de sus juegos, a su manera ella comparte contigo el divertirse, quizás no pueda expresar lo que siente,pero es feliz viéndote junto a ella.
    Me alegra que Cristina se encuentre bien.
    Besos

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  2. Aprendemos a no comparar y a valorar nuestro mundo desde el suyo. Si ella disfruta ¿qué más se puede pedir? Un abrazo.

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  3. Sí, conozco ese sentimiento. Tratar de estar lo más cerca posible es la meta, en cualquier circunstancia.
    abrazos

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  4. Gracias por pasar por el blog y dejar tus mensajes.
    besos a Cristina

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  5. HERMANOS

    Los discapacitados tienen el don de la comprensión y se encaminan a ser más santos, en el sentido de más puros. Ser discapacitado es una enseñanza que, una vez aceptada, transforma las cosas y se hacen posibles muchos milagros de comprensión.

    Minusválidos, es un nombre que les ha dado el hombre “normal”, pero podríamos decir que son seres que han querido comprender la pureza, ¿cómo castigo? No, como experiencia entre las más duras.

    Minusvalía de inteligencia o motriz, ¿qué importa? Es una minusvalía, es una dificultad para comprender, para caminar, para ser y para amar. Pero, una vez que en ellos se despierta el amor por Dios, siguen adelante como flechas y es bueno escuchar sus palabras.

    La perseverancia en el amor es un don que Dios les hace a muy pocas personas. El que la posee, tiene que seguir una vida trazada sólo en el Bien, por el Bien. En el Bien por el Bien. Nada más se espera el Señor de quién ha decidido entregar lo mejor de él mismo al servicio de Dios.





    Extraído del libro SIETE VECES AMOR

    wwww.lamarga.com

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