Así de pensativa se quedó Cristina en la cima de "El Buste" cerca de Borja , en Zaragoza. Su preocupación le impedía contemplar el paisaje de su espalda con el Moncayo al fondo.
Se había pinchado con unas zarzas en un dedo y apenas una gota de sangre que brotó del arañazo fue suficiente para dejarla de este modo. Cuando volvimos al coche buscamos una tirita. Pero la herida era tan pequeña que cuando se la fui a poner ya no se distinguía, así que se la coloqué donde ella me decía que estaba. Una vez que la herida quedó tapada se olvidó de ella y volvió a su habitual buen humor.
Puede parecer exagerado que por un pequeño rasguño se sienta tan triste. Pero hay que ponerse en su lugar y pensar que ella siente el dolor de forma más intensa a como lo sentimos nosotros. Además, quién no ha estado preocupado por cosas que luego resultan insignificantes, qué pena no haberlas podido tapar con una simple tirita.
Qué buena reflexión! cualquier cosa que consideremos problema, pequeño, grande o insignificante, nos distrae totalmente del aquí y ahora.
ResponderEliminarCuestión de prioridades del momento.
muchos abrazos!!
pues tienes toda la razón. ¿Quién somos nosotros para decidir qué es o no importante? Nosotros mismos nos preocupamos por tonterías. El miedo es libre, y la angustia también.
ResponderEliminarUn abrazo, hasta preocupada Cristina está bellísima.
Hola Fernando...primero felicitaciones porque está cada día más linda!! Por lo que contás, todos se preocupan por las heridas, a Santi apenas un rasguño lo pone de muy mal humor y no deja de tocárselo! Se ve que no les gusta lastimarse y les causa angustia!!! Un beso y uno a esa belleza!
ResponderEliminarMe alegro mucho por tu hija y por vosotros. Esta entrada me ha gustado muchísimo. La verdad es que ya seguía tu blog desde antes de registrarme, y me encanta. Yo también vivo en Pamplona, ¿sabes? Gracias por suscribirte al mío, espero que te gusten las siguientes entradas. Que todo os vaya bien, Fernando. Muchos saludos.
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