El otro día se decidió a inventarse un cuento: "La otra historia de Caperucita Azul y un duendi"
El título me creó varias dudas:
- "¿La otra historia? ¿Hay un cuento de caperucita azul y ahora es necesario contar otra versión?"
- "¿Duendi? ¿No será duende?"
La primera no me supo responder. La segunda me dejó claro que sí, era Duendi y además amigo de Caperucita.
Al día siguiente siguió escribiendo el cuento pero Duendi ya no volvió a aparecer, según ella porque se había convertido en el narrador. Hoja por hoja, hasta ocho en total, dibujó y escribió una pequeña aclaración sobre el dibujo.
Cada hoja que dibujaba, "La otra historia de Caperucita Azul" se iba pareciendo más y más al clásico cuento de su homónima roja. Pero con un par de diferencias: No había lobo, sino un ladrón. Tampoco abuela, pero sí abuelo.
Ni Charles Perrault, ni los Hermanos Grimm, se inventaron de la nada el cuento de Caperucita Roja. Más o menos hicieron lo de Cristina: Cambiar ciertos detalles.
Buenos días Fernando. Coincido contigo, adaptaron ancestrales historias de tradición oral, como los hechos reales de las películas del cine y no deja de ser creatividad. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Fernando, vengo a desearte a tí y a Cristina felices fiestas junto a vuestra familia. He estado leyendo las entradas anteriores, pequeñas historias de Cristina que dice mucho, me emocionaste.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.