Pocos de los chocolates que le regalaron a Cristina por su cumpleaños los hemos podido colgar del árbol, algo que ya era fácil de imaginar.
Un año -en casa de mis padres- mi madre colgó además de lo adornos normales varios de estos chocolates que vienen envueltos en papel y que representan figuras navideñas.
Cada vez que íbamos a casa Cristina se acercaba al árbol y cogía un chocolate. Como todavía no hablaba, no pedía permiso ni ayuda, pero se las ingeniaba ella sola para comerse los bombones. Así que muchas veces ni nos dábamos cuenta.
Al final de las fiestas mi madre empezó a quitar los adornos del árbol, pero cuando fue a quitar los chocolates se dio cuenta que únicamente quedaban los envoltorios. Cristina se los había comido todos, pero sin descolgarlos, los desenvolvía se comía el chocolate y el papel seguía colgado en el árbol.
Mi madre todavía se ríe cuando se acuerda. Después de todo -por culpa del propósito de ponerse a régimen después de las Navidades- muchos de estos chocolates se quedarían sin comer. Así que parece buena idea la de Cristina, porque el árbol sigue bonito, se empieza el año sin incumplir propósitos y se disfruta de la Navidad.
Me hiciste reir, qué pícara, comerse los chocolates sin que se den cuenta. Me encanta la tradición, capaz que me la copie para la próxima Navidad!
ResponderEliminarBesos,
Marina
Cristina sos divina y llena de inocencia, te felicito muchos besitos
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