Cuando Cristina era mucho más pequeña pasaba de mí olímpicamente. Yo le hablaba, y ella resbalaba su mirada a través de mí demostrándome -sin necesidad de palabras- que cualquier cosa de las que había visto era más interesante que yo.
El sábado pasado nos fuimos al cine, íbamos todos. Como llegábamos tarde mientras Leyre, Cristina y su madre subían en ascensor para coger sitio en la cola, yo subía por las escaleras para sacar dinero y comprar las entradas. Cuando Cristina me vio subir, me llamó para que fuera con ellas. Al decirle que no, exclamó: -"¡Voy a buscar a papá!" e intentó correr hacia las escaleras para venir conmigo. Unos y otros le hicimos ver que mejor era subir por el ascensor, pero se quedó llorando llamándome pensando que yo me iba hacia otro lugar.
Gracias a los cambios lentos pero continuos de Cristina yo he ido entrando en su vida. Aunque también, podría ser que yo hubiera cambiado mucho más que ella hasta conseguir que me tuviera en cuenta.
No creo que te siente mal si te digo que me ha dado una llorera increible al leerte Fernando. Quizá porque me haya hecho revivir lo que experimenté con Julen, lo mismo, lo mismito! como si le resvalase su propia madre. Qué dolor recuerdo. Pero no me digas, la satisfacción que siento también por tí y por imaginar lo grande que estás sintiendo ahora no tiene palabras.
ResponderEliminarMe alegro mucho por vosotros, por los dos. Me da la sensación de que cuando llega ese cambio ellos se dan cuenta que esa mirada, esa búsqueda y ese apego es tan reconfortante que hasta ellos mismos cada vez la ponen más y más en práctica. No se explicarme pero creo que tú me entiendes.
Un abrazo. Me ha encantado leer esta entrada.
Me alegro mucho... y me da esperanza!!!
ResponderEliminarUn abrazo,
Marina
Qué duro ha sido para todos nosotros sentir esas miradas de nuestros pequeños que nos atravesaban como sin vernos. Entiendo perfectamente lo que nos cuentas en esta entrada, y me estoy imaginando ese momento tan maravilloso en el cine.
ResponderEliminarCreo que el apego ha estado siempre ahí; quizás les haya costado más manifestarlo de forma que lo sintiéramos nosotros...
Van montones de besotes, familia.
Fernando, que entradas tan emotivas escribes, yo realmente me emocioné porque también pasé por esa etapa...y después la siguió la del apego total...no podía irme a ningún lado sin que mi hijo llorase durante horas...un beso para Cristina y me encantó la entrada!!!
ResponderEliminarHola Fernando.Se me ha echo un nudo en el corazón al leerte porque yo estoy en el límite de esa etapa,és decir,que Natalia empieza a salir de esa soledad a la que la llevó el autismo y és ahora cuando empieza a mirarnos,abrazarnos,sonreirnos...ahora empiezo a sentir cuanto nos quiere y tengo muy dentro todavía,és demasiado reciente,la etapa de Natalia,en la que apenas demostraba que existiamos para ella...me cuesta seguir escribiendo porque se me nublan los ojos.Un abrazo a todos.
ResponderEliminarEs esperanzador saber que los padres y madres, tenemos paciencia para aguardar el momento en que nuestros hijos lleguen a encontrarnos, o nosotros a ellos. Todos tenemos historias hermosas que relatar de esos primeros instantes en que nos buscaron, nos sonrieron, nos abrazaron, nos besaron... tanto tiempo deseando que llegue esa unión... Cada día mi hija me recibe con abrazos y besos. Se me había olvidado cuando ni siquiera me miraba. Preciosa entrada, como siempre.
ResponderEliminarCuando uno escribe desde el corazon no hacen falta palabras para definir la emocion que provocan tus pequeñas e inmensas historias con Cristina. Fer amigo gracias por compartir tu vida, Dios te bendiga hombre y le de a tus sueños la oportunidad de que se hagan realidad.
ResponderEliminarHasta siempre
Cla Adl 2mil9
Te dejé una invitación en mi blog...
ResponderEliminarMarina
Cris antes al venir a ver a los abuelos tampoco nos decía nada, pero ahora siempre da besitos mientras se quita el abrigo. Incluso también algún que otro abrazo cuando se lo pido :-) aunque a cambio quiera jugar con el ordenador... :-D
ResponderEliminarEn mi blog hay un regalo para ustedes, que muchas personas blogueras ya tienen, mas que un regalo, es una invitacion.
ResponderEliminarSuerte !
http://mipequenonicolas.blogspot.com/2009/12/loteriacon-un-poquito-de-suerte.html
Con muchisimo cariño.
Georgina.
Es lindo leer cómo expresas tus sentimientos de padre. Fijate que somos más-generalmente- las mamás, las que contamos. Tu sensibilidad me emciona. Hace años, teníamos una asociación de padres/madres.Cuando se confirmaba el diagnóstico, los papás solían tener una actitud totalmente negativista.Y, al final éramos siempre las mamás las que nos reuníamos,ellos se quedaban al margen. Es muy alentador haberte conocido.María.
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