viernes, 22 de marzo de 2013

Cristina frente a un dilema

Cuando Cristina empezó a hablar le costaba encontrar la palabra adecuada  y se quedaba pensando en lo que le iba a decir, yo disfrutaba viendo su cara y sus gestos, casi  le podía oír pensar.

La semana pasada le pasó lo mismo, en esta ocasión sí que sabía que palabras debía emplear, el problema es que también conocía las consecuencias de decirlas.

Supe que me había desobedecido y de improviso le sometí a un  interrogatorio: - "¿Cristina, esta mañana has encendido el ordenador?" La pregunta le pilló fuera de juego; abrió la boca para contestarme pero inmediatamente la cerró, cualquier respuesta que diera sólo serviría para meterse en un lío: por mentir o por decir la verdad.

Le volví a preguntar, y por respuesta sólo obtuve un: "oh, oh"
Insistí: -"Cristina, mírame a la cara y dime si esta mañana encendiste el ordenador."

Por fin me respondió con un apagado: "No..." Su insegura respuesta  era el reconocimiento de su falta, pero yo me lo estaba pasando muy bien, y además ella tenía que decirme la verdad. No tuve más remedio que preguntarle de nuevo e, incapaz de mantener una mentira, me tuvo que contestar la verdad: -"Sí"

-"Cristina, entonces estás castigada por la tarde" Me lo había pasado tan bien que casi le levanto el castigo, pero hoy es el día que todavía no me ha vuelto a desobedecer...

3 comentarios:

  1. Buenos días Fernando. Es importante ser veraces pero también lo es saber no contestar cuando la respuesta nos incrimina. El que calla dicen que otorga, seguramente sea así, pero uno ante la autoridad no tiene la obligación de contestar al ser acusado, ya que no va en calidad de testigo. Así nunca derrocará su conciencia como cuando dijo ese apagado No. La respuesta Oh Oh es un reconocimiento cómplice muy interesante. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. pobre... me ha dado mucha penilla, pero mira, tienes una niña que no deja de ser una niña (y por consiguiente de vez en cuando TIENE que desobedecer y TIENE que hacer trastadas) pero es sincera y aunque le ha costado por saber que se metia en un lio al final ha dicho la verdad y eso es lo importante. Ella cumplirá su castigo sabiendo que se lo merece y sabrá que las acciones tienen consecuencias, tu la enseñas... y ambos aprendeis!

    ResponderEliminar
  3. Hola Fernando, me hubiera sido difícil aguantar la risa. Ésta es una situación que se me da muchas veces en la clase. El que cuentes estas situaciones y reacciones de Cristina es muy bueno. gracias. He estado leyendo tus anteriores entradas, qué buen regalo el de Victor, a mí también me encanta el chocolate.
    Un abrazo para ambos.

    ResponderEliminar