sábado, 15 de agosto de 2009

No hay nada mejor



Cuando vamos de vacaciones a mi pueblo solemos acercarnos a bañarnos al Lago de Sanabria. De pequeñas Cristina y Leyre se pasaban todo el rato en el agua. Cristina, no paraba de entrar y salir jugando en la orilla.

Hasta que sentía frío y se salía del agua, pero en vez de envolverse en una toalla o juntarse con nosotros para que le diéramos calor, se tumbaba encogida en una silla de playa tiritando toda ella.

Al punto mi mujer la cogía, la tapaba y aprovechaba para tenerla un rato abrazada junto a ella. Estos eran uno de los pocos momentos en que Cristina estaba quieta y se dejaba abrazar. Así que los intentábamos alargar lo más posible, no sólo por ella, sino también por nosotros.

No creo que Cristina rechazase nuestros abrazos porque le disgustase estar junto a nosotros, o porque prefiriera seguir viviendo aislada de todos. Yo pienso que todavía no sabía lo bien que se podía estar entre brazos de su madre o de cualquier otra persona que le quisiera.

Puede resultar extraño que haya niños que tengan que aprender estas cosas, pero lo importante es que son capaces de aprenderlo, y cuando lo consiguen cualquier gesto de cariño por parte de ellos es la mayor satisfacción que se pueda recibir.

2 comentarios:

  1. Hola! Cristina es muy bella!
    Creo que en su alma saben de nuestros sentimientos,solo les lleva tiempo asimilarlos y poder demostrar los suyos.
    Besos a Cristina

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  2. ya lo hará Fernando y también para la mamá!!!
    Bella jugando en el agua, está inmensa...besitos Cristina!!!

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