viernes, 11 de febrero de 2011

Duelo por un pobre pececillo

- "¡Está muerto!", "¡Está muerto!" Los gritos de Cristina nos alertaban de que algo no iba bien. Cuando nos acercamos para ver qué pasaba vimos que había conseguido sacar un pez del acuario. No pudimos hacer mucho porque ya estaba en lastimosa condición. Había estado jugando con él hasta que el animal dejó de removerse y entonces la tragedia le embargó.

Mi mujer lo metió enseguida al agua pero el pez ya no daba señales de vida. Cristina -a lágrima viva- gritaba entre sollozos: -"¡Pobre pececillo!", "¡Pobre pececillo!", "¡Respira, respira, tú puedes!" Señalamos a otro pez e intentamos calmarla diciéndole que el pez ya nadaba, pero ella sabía perfectamente de qué color era su pez.

Nosotros ya pensábamos que se había olvidado del acuario como destino de sus travesuras. Pero se ve que todavía le faltaba aprender una dura lección.

Nos sorprendió su gran disgusto, su aparente indiferencia se resquebraja cuando entiende que hay alguien que sufre, aunque sea un "pobre pececillo".

7 comentarios:

  1. ¡Pobre Cristina! (y también vosotros pues sufrís por ella). Seguro que se llevó un susto soberano.
    Saludos

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  2. Pobreta,el disgusto que se llevó,Natalia cuando perdió su tortuga se quedó completamente indiferente...Cristina és un cielote

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  3. Pobrecillo, mis padres recuerdan que de pequeño estaba jugando con un recién llegado patito en el cuarto de estar; y en cuanto escapó de mis manos rápido volqué un butacón para detener al fugitivo... estará hoy descansando de tanta travesura infantil en el cielo de los animales junto al pececillo de Cristina.Un abrazo.

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  4. Pobre Cristina, seguramente que en la próxima tendrá más cuidado.
    Mika todavia no conoce el significado de muerto, ella lo confunde con dormido.
    Cariños,
    Rosio

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  5. pobriña cris q pena le debio dar el pececillo flotando

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  6. ¿Entendió la muerte del pez? Es un paso muy difícil e importante, el saber que podemos morir y pueden morir las personas y animales que nos acompañan y a los que queremos. Seguro que antes sus travesuras no le provocaban tanto sentimiento, quizá porque ahora sea más consciente de que eso supone dolor o padecimiento. Qué cambios dan nuestros hijos día a día. Besitos a todos.

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  7. Pobrecilla, vaya chasco.

    Creo que es mejor decirles siempre la verdad. Con dulzura y esperanza, porque nada valioso se puede perder.

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