
Las princesas de la foto son Leyre y mi sobrina Paula, que posan bajo la Catedral de la Almudena, en Madrid, donde estuvimos la semana pasada junto con el padre de Paula, Gonzalo.
Estuvimos cuatro días y lo pasamos genial, aunque acabamos un poco cansados. Cristina se quedó en casa con su madre, no me atreví a llevármela. Al volver del viaje nos estaba esperando en el andén. En cuanto nos vio vino hacia nosotros directamente, yo pensaba que se iba a abrazar a Leyre, como en alguna otra ocasión, pero no le hizo caso y vino directamente hacia mí.
En ese momento pensé: -"Qué bien, el abrazo esta vez me lo voy a llevar yo"
Gran error, porque en cuanto llegó a mi lado me dijo: - "Ahora yo papá, tren" Le contesté que no podía ser y que nos teníamos que ir a casa. Sin rechistar salió con nosotros de la estación.
A pesar de no decirnos ni "Hola" fue un gran recibimiento, porque seguro que había estado preparando la frase mientras esperaba el tren. Y, aunque no era el que yo me había imaginado, después de dejarla en casa mientras nosotros lo pasábamos bien, quizás no me merecía otro.
Estuvimos cuatro días y lo pasamos genial, aunque acabamos un poco cansados. Cristina se quedó en casa con su madre, no me atreví a llevármela. Al volver del viaje nos estaba esperando en el andén. En cuanto nos vio vino hacia nosotros directamente, yo pensaba que se iba a abrazar a Leyre, como en alguna otra ocasión, pero no le hizo caso y vino directamente hacia mí.
En ese momento pensé: -"Qué bien, el abrazo esta vez me lo voy a llevar yo"
Gran error, porque en cuanto llegó a mi lado me dijo: - "Ahora yo papá, tren" Le contesté que no podía ser y que nos teníamos que ir a casa. Sin rechistar salió con nosotros de la estación.
A pesar de no decirnos ni "Hola" fue un gran recibimiento, porque seguro que había estado preparando la frase mientras esperaba el tren. Y, aunque no era el que yo me había imaginado, después de dejarla en casa mientras nosotros lo pasábamos bien, quizás no me merecía otro.